viernes, 5 de julio de 2019

Nunca fui una princesa Disney

Nunca fui una princesa Disney, ni lo quise ser. Me explico: Sicilia, 1840... Digooo, Vallecas, finales de los 70/principios de los 80. En esa época transcurrió mi infancia y preadolescencia. Si eres un millennial o más joven aún, posiblemente esto te sonará a chino (o no tanto, que los babyboomers old-dicks se creen que los millennial son adolescentes y resulta que los millennial de verdad ya están a punto de precipitarse en la crisis de los 40), pero cuando yo era pequeña no había vídeos domésticos en la mayoría de las casas. Y menos en la mía, que mis padres, más que tecnófobos, eran unos desfasados por pura pereza y también un poco por no gastarse los dineros. ¿Para qué iban a comprarse un aparato de vídeo o un radiocassette de doble pletina, si el magnetofón aún funcionaba y la radio que se compraron en Suiza, que sólo llegaba hasta el 104 de la FM (os lo juro por Panduro) aún funcionaban perfectamente? De modo que crecí en una casa sin vídeo. Veías lo que echaban en la tele, y tenías que dar gracias porque tus padres habían comprado por fin una televisión en color. Que todavía tengo traumita porque trajeron nuestra primera tele en color a casa justo al día siguiente de que en TVE emitieran el último capítulo de Banner y Flappy. Sniffffff.

¿Veis qué cuquis eran? Pues en blanco y negro los tuve que ver :'(

¿A qué viene que os cuente toda esta batallita? Pues a que con el tiempo me di cuenta de que, por cuestión de unos pocos años de diferencia, hay un escollo casi insalvable que en ocasiones me separa de mis amigos que son un poco más jóvenes que yo. El caso es que tengo bastantes amigos que, no siendo ni más ni menos frikazos que yo, añaden a su frikismo un ítem del que yo carezco: se han criado viendo películas de Disney gracias a que en sus casas ya tenían vídeo desde que eran pequeños y sus padres les compraron películas de Disney, que era casi lo único que había para los niños. Que no es que eso sea el colmo del frikismo, ni mucho menos; al contrario, Disney siempre ha sido el mainstream por antonomasia (además de ser ahora el auténtico Skynet). Pero ellos tuvieron la oportunidad de verse quinientos millones de veces a la hora de comer Blancanieves, La bella durmiente, El rey león, La sirenita, La bella y la bestia... Películas que se aprendieron de memoria, que llegaron a adorar y que aún siguen recordando con cariño e incluso revisionando, que están deseando ver junto a sus hijos y cuyos mensajes asimilaron hasta la médula, para bien y para mal. 

En cambio, las únicas películas de Disney que yo vi en mi infancia fueron Fantasía y La dama y el vagabundo, de reestreno en el cine que fue mi referente durante la infancia: el cine Excelsior, en la avenida de la Albufera. Nunca se derramarán suficientes lágrimas por él 😭. Películas que me encantaron, por cierto. De hecho, Fantasía fue la primera película que me llevaron mis padres a ver al cine, con cuatro añitos, y me fascinó tanto que se me quedaron grabadas en el recuerdo escenas sueltas, como las hipopótamas bailarinas con tutú y los centauros. (La he vuelto a ver de adulta y he podido corroborar que es una maravilla). Y La dama y el vagabundo la vi con ocho o nueve años y también me encantó. Pero el resto de las películas Disney que he visto ha sido ya de adulta. Algunas, como La bella y la bestia, Aladdin o Tarzán, de estreno en el cine, y debo decir que me gustaron mucho, y otras mucho más tarde, ya en dvd o en streaming, como Blancanieves, que me maravilló por lo bien realizada que estaba para el año en que se estrenó, o La bella durmiente, que me hizo devota de Maléfica y me ayudó a comprender lo innecesaria que es la precuela que hicieron con Angelina Jolie. ¿Pero qué justificación necesita Maléfica para querer cargarse a la princesita, las hadas madrinas y toda la parentela real? ¡¡¡Pero si son todos subnormales profundos!!! ¡¡¡Que si no votan a Vox es porque aún no existía!!! ¡¡¡Se merecen que los masacre hasta que no quede de ellos ni el más leve rastro de ADN ni aun en la sangre que les chupe un mosquito que luego quede fosilizado en ámbar!!! Así que soy fiel admiradora de Maléfica porque está dispuesta a hacerle un enorme favor al planeta. Y porque se transforma en dragón. Porque los dragones lo molan todo, y fun y pin. Y además viste de morado y negro, mis colores favoritos para la ropa. Eso sí, probablemente La bella durmiente sea la película más preciosísima desde el punto de vista formal de todo el catálogo Disney. Pero de verdad que no sé si merece la pena tanto sufrimiento para alegrarse la vista con paisajes al estilo de las vidrieras medievales o la iconografía del Quatrocento. Para eso me voy al Prado, que lo tengo a tiro de metro, para ver La Anunciación de Fra Angelico y me quedo tan a gusto.

Yo de mayor quiero ser como ella. Con casinos y furcias, digo, con dragones y cuervos.
En resumen: que la mayoría de las películas Disney que he visto, me gustaran más o menos (y la mayoría me gustaron), las he visto ya en una edad en la que era difícil que me marcaran emocionalmente como han marcado a mis amigos más jóvenes. Como mucho, la que más me ha podido impresionar en su momento fue La bella y la bestia, por aquello de que la vi en el cine cuando era una tierna jovenzuela que acababa de salir de la adolescencia y todavía tenía el pavo muy subido, así que las historias romanticonas aún me embaucaban. (Así me pasó, que cuando fui a ver Un paseo por las nubes salí del cine agilipollada perdida porque ayyyyy, qué bonita es la película y qué guapísimo es Keanu Reeves, con lo que, cuando volví a ver la peli unos años y un poco menos de tontería después en la tele, el bochorno que sentí fue mayúsculo 😅. Sospecho que si volviera a ver Matrix sufriría un bochorno parecido, aunque por distintos motivos. Keanu, te adoro pero también te temo 😅). Así que, ahora que Disney está aprovechando el filón de que: a) los que crecieron viendo sus películas quieren volver a verlas porque las adoran irracionalmente y b) los que son muy jóvenes y no las han visto aún picarán fácilmente el anzuelo con la espectacularidad visual de las nuevas versiones en imagen real, a mí todo este asunto de los reboots me la refanfinfla bastante, tanto para entusiasmarme como para cabrearme. La versión en imagen real de El libro de la selva la vi en Netflix y esa sí me gustó mucho, me parece una revisión muy bien enfocada al público actual, aparte de lo logradísima que está técnicamente hablando. Pero las demás que se han hecho o están en proyecto me dan igual, la verdad. No me niego a verlas si tengo ocasión, pero no las espero con ansiedad ni tampoco me cabreo cual fan fatal si les han cambiado el más mínimo detalle. La única adaptación que he odiado y seguiré odiando visceralmente hasta que me muera es La historia interminable porque comparada con el libro (que es probablemente mi segundo libro favorito de todos los tiempos tras, of course, El señor de los anillos) es una mierda de elefante empalada en un poste de telégrafos. Goteando y rezumando, además. Pero salvo esa excepción, soy bastante tolerante con las adaptaciones. Total, el original siempre lo tienes ahí; si no te gusta la nueva versión, no vayas a verla/leerla/loquesea. 

Esto es un dragón blanco, no ese puto caniche estirajado de la película que dicen que es Fújur >.<

Por eso me ha llamado la atención la virulencia que se ha desatado por parte de algunos fans contra la versión en imagen real de La sirenita porque la chiquilla que va a hacer de Ariel es negra. Oh, anatema, no es blanca y pelirroja, que como todo el mundo sabe es el fenotipo predominante entre las sirenas. Igual que todos los cangrejos marinos hablan y cantan con acento cubano y hay brujas marinas que se parecen sospechosamente a Divine, claro que sí. En fin, nada nuevo bajo el sol, hay tantos gilipollas como olas en el mar. Pero como el tema ayer estaba bastante candente en Twitter, me entró la curiosidad y me puse a buscar información sobre la muchacha en cuestión, que se llama Halle Bailey (que no Berry, sí, yo también me confundí la primera vez que leí el nombre 😂). Y resulta que es una chica monísima y sobre todo con mucho talento, que se ha hecho famosa cantando a dúo con su hermana y que tiene la edad adecuada, el aire pizpireto de la sirenita de animación y sobre todo la voz perfecta para el papel. Si no la habéis oído aún, escuchadla, por favor, que merece la pena (en el vídeo es la que toca la guitarra):


Así que, aunque nunca quise ser una princesa Disney, lo mismo esta vez sí voy a ver una película protagonizada por una princesa Disney. Porque creo que me va a gustar y por tocar un poco las narices a los gilipollas, por qué no. ¿Que le hago el juego a Disney? Ya lo sé, pero me da igual. Total, desde que compraron Marvel y Star Wars ya me tienen ganada y estoy deseando que saquen su proyectada plataforma en streaming para ver The Mandalorian, la última temporada de Rebels, que no la pude ver en su momento y las nuevas de Las guerras Clon... En fin, como diría Fry, "shut up and take my money", Disney 😅 .

¡Hasta el infinito y más allá! Ah, no, que esa es de otra... Da igual, también es Disney 😝

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