lunes, 20 de mayo de 2019

Juego de Tronos y el gatillazo de Chéjov

Se acabó.

O, como decían algunos bromistas en las últimas semanas por las redes sociales, Sansacabó. No andaban muy desencaminados.

Efectivamente, esta entrada va sobre Juego de tronos y su final. Ya sabes, si no has visto la serie o por lo menos sus últimos capítulos y tienes intención de verlos, no leas esta entrada, SPOILERS, blablabla. 

Creo que ya lo he comentado más de una vez por aquí. Para mí, lo realmente importante son los libros de la saga Canción de hielo y fuego, la obra de George  R. R. Martin. La serie sigue siendo para mí un producto secundario; interesante, por supuesto, pero secundario. Aunque en los últimos tiempos ha cobrado más relevancia por su gran impacto social, que provoca entre otras cosas que si no quieres comerte spoilers a saco más vale que la veas y cuanto antes, y porque es posible que no conozcamos otro final de la historia que éste. Y eso es lo que de verdad me preocupa.
 
Pero qué bonicos que son *__*
Para empezar, independientemente o no de las diferencias con la obra original y con la posible conclusión que le dé Martin a su obra escrita, el final y toda la última temporada de la serie, salvo el maravilloso capítulo 2 y el primero, bastante correcto, me han decepcionado. Técnicamente están muy bien rodados (apuntad el nombre de Miguel Sapochnik, el director de algunos de los mejores capítulos de la serie y de otros que, a falta de un mejor guión, al menos se ven casi sin respirar de lo bien conducidos que están); los actores, salvo alguna excepción bastante notoria (cof-cof-Kit-cof-cof-Haring-cof-cof), están muy bien, incluso sobresalientes (mención especial a Lena Headey, la mujer que expresa varias páginas de guión con un solo fruncimiento de labios o con alzar una ceja); la fotografía es espectacular; la ambientación ídem... Pero falla el guión. Ya digo que no es porque se alejen más o menos de los parámetros de la historia de Martin; al fin y al cabo, a partir de la sexta temporada la serie ya no tiene libros en los que basarse. Pero sí que continúan unos capítulos anteriores que ya habían establecido una base argumental y de desarrollo de personajes que no podían ignorar alegremente.

El caso más flagrante, probablemente, sea el de Jon Nieve. Dejando aparte que al personaje le ha tocado el actor menos dotado y carismático de todo el elenco (ya es mala puntería, porque es uno de los protagonistas), se veía venir desde varias temporadas atrás que tenía un papel muy relevante con una trama muy específica que le conducía a una conclusión prácticamente ineludible: en la sexta temporada se revelaba lo que ya muchos sospechábamos en los libros, que era el hijo de Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, y que, en palabras de su auténtico padre, "suya es la Canción de Hielo y Fuego". Eso, para los Targaryen, remitía a una antigua profecía, la del Príncipe que Fue Prometido, una especie de  salvador mitológico muy relacionado con otra profecía, la de Azor Ahai, que es tan semejante que si no se trata del mismo personaje poco le falta, y que pronostica el regreso de un héroe mítico que en su momento salvó al mundo de la primera Larga Noche y volverá para derrotar otra vez al sempiterno enemigo oscuro. A lo largo de la serie se van dando pistas, Melisandre lo ve (le cuesta, pero se acaba dando cuenta), lo resucita para que cumpla su propósito, Jon es el que convence a los demás de que el Rey de la Noche y sus acólitos tienen que ser derrotados porque de lo contrario destruirán toda la civilización de Poniente y todo parece indicar que tendrá que ser él quien derrote al Rey de la Noche para cumplir con su destino... Y ya sabemos lo que pasa: al final es Arya la que se carga al Gran Calippo mientras Jon se dedica a berrearle a Viseryon. A lo mejor pretendía rechazarlo con un escudo sónico, yo qué sé.

Que me diréis: "bueno, al final se cargan al Rey de la Noche igualmente y además lo hace Arya que mola millones, ¿qué más da?". Incluso me podríais argumentar que es una forma de truncar las expectativas, algo muy propio de Juego de Tronos, y que por tanto las profecías no tienen por que cumplirse, y blablabla. Perfecto, pero eso también hay que saber hacerlo. Entre otras cosas, porque hay un recurso narrativo que se llama la pistola de Chéjov y que es mucho más común de lo que parece. ¿En qué consiste? Si queréis informaros de forma exhaustiva y muy entretenida, os remito a un programa del Podcast de Hielo y Fuego:  


Pero mientras decidís si lo escucháis o no (si os interesa el tema os lo recomiendo mucho), os resumo en qué consiste esta figura (copio de la Wiki):

El arma de Chéjov es un principio dramático que postula que cada elemento en la narración debe ser necesario e irremplazable, o de lo contrario debe ser eliminado.123
Elimina todo lo que no tenga relevancia en la historia. Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí.34

Es decir: me estás dando pistas desde varias temporadas atrás que conducen inevitablemente a un final muy concreto... y luego me escamoteas ese final. Así que Jon es una pistola que no se dispara. A cambio, con un par de escenitas de Arya con Bran y con Melisandre que remiten a una escena muy anterior de cuando Arya se encontró por primera vez con Melisandre y que en su momento no tenía el significado que le dan ahora, ya me justificas que sea Arya quien se cargue al Rey de la Noche. No se ha notado que ha sido una improvisación de último momento hecha sólo para dejarnos con el culo torcido sin ningún otro propósito, NOOOOOO, QUÉ VA. (Por cierto, encima ni siquiera aprovechan la mención a los ojos verdes, porque Arya al final no se carga ni a Cersei ni a Daenerys. Es que hasta en eso nos la dan con queso). En conclusión: una cosa es subvertir los tópicos más comunes para sorprender y dar una productiva vuelta de tuerca a la historia, y otra jugar con las estructuras narrativas sin ton ni son.

Pobrecico mío, lo que ha sufrío :'(
En fin, es sólo el ejemplo más evidente para mí de que Benioff y Weiss han rematado una historia muy compleja con un final muy simplón y apresurado, cargándose por el camino la coherencia narrativa y la de los mismos personajes. Jon, que nunca fue muy listo pero al menos tenía una motivación clara y un propósito, ha sido destrozado, despojado de su razón de ser y arrastrado por los suelos como una fregona para acabar siendo el pelele de Poniente. Daenerys, aunque su evolución sí me parece coherente y me la esperaba, ha sido destrozada igualmente porque esa misma evolución se la han ventilado de un episodio para otro cuando habría hecho falta una temporada entera para hacerla verosímil (¿recordáis la última entrada que escribí, precisamente sobre este tema? Me dieron ganas de borrarla después de ver el penúltimo episodio). Por no hablar del destino que han sufrido otros personajes como Jaime, cuya evolución también se ventilan en un arrebato digno de culebrón venezolano, o de la humillación que ha sufrido el personaje de Tyrion en las últimas temporadas, cuando ha visto rebajado su CI hasta tal punto que hasta Sansa le llega a echar en cara que le creía más inteligente. O la absurdez de la batalla de la Larga Noche (esos dothrakis lanzándose a la carga como lemmings suicidas, mientras Jaime, Brienne o Sam sobreviven a una avalancha de zombis que ríete tú de Guerra Mundial Z), la muerte ridícula de Rhaegal, Arya y su plot armor más poderosa que todas las armaduras de Tony Stark juntas, y, en fin, todo el último capítulo que es un puro despropósito. Creo que de éste sólo me han gustado de verdad dos momentos: cuando Jon por fin achucha a Fantasma (demasiado bueno es, yo le había metido un bocado por haberle dejado abandonado) y cuando Brienne completa la hoja de servicio de Jaime en el libro de los lores comandantes de la Guardia Real. Bueno, el destino de Arya tampoco está mal. Es lo que más le pega, ella siempre ha querido ser libre. Ah, y el momento Maléfica de Daenerys también mola mazo. Auguro que lo veremos en los próximos días en muchas fotos de perfil de Twitter y Facebook. Ah, y los que apostaran dinero, unas copas o lo que sea por que Bran iba a ser el futuro ocupante del Trono de Hierro (bueno, no exactamente porque a Drogon le dio un arrebato republicano, pero me entendéis) estarán dando palmas con las orejas XD.

Podría comentar muchas más cosas, pero no es plan de que os cortéis las venas a mitad de la parrafada. Sólo digo que, aunque en parte se lo haya buscado por haber sucumbido a la atracción del dinero, no me gustaría estar ahora mismo en la piel de George R. R. Martin porque se tiene que estar tirando de los pocos pelos que le quedan en la cabeza. Porque es posible que los guionistas hayan llegado al final que él les contó que tenía planeado, pero la forma en que lo han alcanzado seguro que no es la misma que Martin utilizaría. Ojalá lo podamos comprobar, aunque tengamos que esperar para ello. Porque su obra sí es importante para mí, no sólo por lo que he disfrutado leyéndola, sino porque está asociada a muchos momentos importantes de mi vida. Ya supongo que os parecerá un tópico, pero es verdad que le debo mucho a los libros de Martin. Pero, de nuevo, eso es otra historia que debe ser contada en otra ocasión; de hecho, ya conté algo por aquí hace tiempo. Algún día espero poder escribir otra entrada como ésta, pero para hablar del final de la saga escrita, si Martin llega a publicar A Dream of Spring. Porque la otra opción es que esa entrada sea un obituario dedicado a Martin, y no me hace gracia pensar en el tema, pobre hombre. Entonces podré valorar plenamente y contar lo que significa Canción de Hielo y Fuego para mí. (Spoiler: es mucho). Por eso, a pesar de la decepción que ha supuesto para mí esta última temporada, ha merecido la pena que se produjera Juego de tronos, que me ha dado muchos momentos de satisfacción. Sólo por ver en carne y hueso al gran Tyrion Lannister, que no podía haber tenido mejor representación; a la valerosa Arya, la gran heroína de Poniente; a la mayor superviviente de todos, Sansa, que empecé odiando y he terminado por admirarla; al admirable y añorado Ned; a la odiosa y fascinante Cersei; a Jaime, el hombre único en su especie, a pesar de su final; a Brienne, el mejor caballero de los Siete Reinos... Sólo por ellos ya ha merecido la pena. Y por los dragones. Por los gloriosos dragones. 
 
PERO QUÉ BONICOS QUE SON <3 <3 <3

viernes, 10 de mayo de 2019

Café hirviendo

Antes de nada: si no has visto aún el capítulo 8x04 de Juego de Tronos (o si no has empezado a ver aún la temporada, o ni siquiera la serie y tienes intención de verla) NO SIGAS LEYENDO: ESTA ENTRADA ES OSCURA Y ALBERGA SPOILERS. Avisado/a quedas.

No digas que no te lo advertimos. Aún estás a tiempo de huir.
Esta mañana, un buen amigo con muy pocos defectos, pero que algunos tiene, como ser pro Targaryen :P, ha enviado por Whatsapp este artículo de ese diario del que usted me habla:

Normal que la Khaleesi necesite un "latte"

Si queréis os podéis tomar un par de minutos para leer el artículo, es corto. Si no, os resumo: viene a decir que en el último capítulo de Juego de tronos estrenado hasta ahora, el cuarto de la octava temporada, de repente presentan a Daenerys como una desequilibrada que se enfada con Jon Nieve porque él cae mejor a los demás que ella y porque está recelosa ya que acaba de descubrir que él no es ni más ni menos que Aegon Targaryen, hijo legítimo de su hermano mayor Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark, por lo que, si los demás se enteran, él tendría prevalencia sobre ella para ocupar el Trono de Hierro por ser hijo del último príncipe heredero Targaryen y además varón. Qué es eso de querer quitarle el trono, con lo que se lo ha currado ella para que ahora venga el advenedizo este a disputárselo (que Jon reitere que no le interesa el Trono de Hierro y que no quería ni ser rey en el Norte no es un detalle relevante, por lo visto). 

La autora del artículo, Patricia Gosálvez, argumenta que este enfoque del personaje le parece muy injusto porque presenta a Daenerys como la típica histérica de la que se quejan los hombres, que ensalzan a Jon, que no ha hecho casi nada en esta batalla frente al Rey de la Noche, frente a una mujer que ha arriesgado y perdido gran parte de sus efectivos y de sus más allegados por ganar una batalla en la que fue Jon quien le metió, para luego tener que salvarle el culo, tanto ella como las hermanas (ahora, realmente, primas) del susodicho. Que con esta burda maniobra, los guionistas estarían facilitando por la vía exprés que Daenerys salga del mapa para que Jon se quede como el héroe que salvó a Poniente y futuro monarca de los Siete Reinos. 

Dejando aparte que sí estoy de acuerdo en varios puntos con Patricia, como en que la actitud de los que alaban a Jon mientras ningunean a Daenerys es típicamente machista (además de xenófoba, no olvidemos que los norteños no se fían de Dany porque se ha criado en Essos); que Jon tampoco es que se luzca mucho en esta batalla en concreto (la verdad sea dicha, en esta batalla tampoco se luce mucho Daenerys, pero bueno) y son su novia y su hermana pequeña las que, efectivamente, le salvan el culo; que los guionistas tampoco estaban en su mejor día, y que el estereotipo de "ufff, qué pesada esta tía histérica" salta muy a menudo cuando una mujer se enfada porque no le dejan reivindicar sus derechos, debo decir que no estoy de acuerdo con el enfoque que le da al papel de Jon en todo esto ni en la premisa de que la creciente paranoia de Daenerys se la acaban de sacar de la manga para desprestigiarla porque no puede estropearle el enchufe a Jon.

Para empezar, la paranoia y la megalomanía de Daenerys no son de ahora, vienen de lejos. Por lo menos de dos temporadas atrás, o más. Parece que la gente se olvida de que, para bien y para mal, Daenerys es una Targaryen. Dejando aparte el manido asunto de que los Targaryen tienen tendencia a la locura (es lo que tiene la endogamia), y admitiendo que Dany siempre ha tenido buen fondo y buenas intenciones, hay que tener en cuenta cómo ha sido educada. Aunque se criara pensando que su hermano Viserys iba a ser el heredero (y ojito, porque no recuerdo si esto se mencionaba en la serie, la intención de Viserys hasta que cambió de idea y la vendió a Khal Drogo por un ejército de dothrakis, era casarse con ella para continuar la tradición Targaryen de desposarse entre hermanos, con lo que en el improbable caso de que Viserys hubiera llegado a reinar en Poniente, Daenerys habría sido la reina y eso lo sabía desde pequeña), recibió las mismas enseñanzas que él sobre el pasado esplendoroso de su familia y, sobre todo, sobre el derecho inalienable que tenían a gobernar Poniente. Tiene completamente interiorizado que el Trono de Hierro es suyo por derecho y por su trono MA-TA. Literalmente. Tanto como que ya está empezando a pensar que, si es necesario, montará una parrillada monumental en Desembarco para deshacerse por fin de la usurpadora Cersei. No creo que llegue a los extremos de su padre, el Rey Loco; hasta ahora hay que reconocerle que ha hecho lo posible por evitar recurrir al poder mortífero de sus dragones para masacrar al enemigo, pensando en el bienestar de los que van a ser sus súbditos. Pero Tyrion y Varys ya le han tenido que dar más de un toque para que se lo pensara dos veces antes de montar un Apocalypse Now in Westeros. En la temporada anterior ya flambeó unos Tarlys. Y antes, mucho antes, hizo un cosplay curradísimo de la escena final de Espartaco (la de Kubrick, of course) en la carretera a Mereen. Que no digo que los crucificados no se lo merecieran porque antes les habían hecho lo mismo a niños esclavos, pero es una muestra de que Dany no se ha andado con chiquitas nunca. 


Me encanta el olor a fuegodragón por la mañana...

Porque la cuestión es que tampoco le hace falta volverse loca como le pasó a su padre para montar en cólera y ponerse en modo tiránico si ve amenazado su derecho al trono. Como decía antes, los Targaryen han estado imbuidos desde siempre de la idea de que tenían derecho a gobernar sobre Poniente porque ellos lo valían, que para eso tenían pelo Pantene. Incluso los más bienintencionados han pecado de cierta soberbia, al menos los que han llegado a reinar. Por volver a la comparación con Jon, del que ahora algunos echan pestes (en parte merecidas, sobre todo en lo que se refiere al personaje de la serie, por lo mal que lo han llevado los guionistas y lo sosísimo que es el pobre Kit Harington), éste se muestra en ese sentido muy semejante al que hasta ahora creía su padre biológico, y en cualquier caso es su padre a efectos prácticos porque lo crió y porque Jon es calcadito en carácter a Ned Stark, sobre todo en lo que se refiere a su concepto del honor: para Ned, gobernar no era un derecho, sino una responsabilidad para con sus vasallos, incluso una obligación que debía cumplir con la mayor rectitud, ecuanimidad y justicia posibles, sin perder tampoco el sentido de la compasión. Jon tiene ese mismo concepto y por eso (y porque está enchochado con Daenerys, vale, pero creo que habría hecho lo mismo si no) es capaz de hincar la rodilla y renunciar al trono del Norte con tal de conseguir lo que es mejor para los norteños. Jon es capaz de sacrificarse por el bien común; Daenerys, aunque también es capaz de grandes sacrificios y su generosidad para con los suyos es genuina, no da la impresión de que sea capaz de renunciar al Trono de Hierro y morirá, matando si es necesario, antes de llegar a ese punto. 


Por otro lado, me hace mucha gracia que acusen a Jon de que se "chiva" a sus hermanos/primos de su verdadero origen. A ver, repito: es igual que Ned, que era incapaz de mentir incluso aunque decir la verdad le perjudicara, ¿qué esperabais? XD Jon cree que revelar la verdad a sus hermanos es lo correcto, y él siempre hace lo correcto. Si os cae mal, si os parece un Gary Stu, un pagafantas, un calzonazos, un pavisoso, todo lo negativo que se os ocurra sobre él, que sepáis que le da igual: hará lo que tenga que hacer y punto. Hasta llegó a morir por hacer lo que creía correcto, coño. Así que no las ha pasado menos putas que Daenerys y no creo que se le pueda criticar por hacer menos que ella, precisamente.

En fin, voy concluyendo, que ya toca. Conste que aunque llegué a coger manía a Daenerys mientras leía Danza de dragones porque no sólo ocupaba media novela sino que encima era para alargar hasta la extenuación una trama muy cansina para mi gusto, no le deseo ningún mal al personaje, reconozco sus muchas virtudes y entiendo perfectamente que se rebote cuando ve que puede escapársele lo que tanto deseaba cuando estaba a punto de conseguirlo. Pero de ahí a decir que se han inventado su venazo Targaryen para tener una excusa fácil y volverla mala en cero coma, y que la quieren volver mala porque buuuuh, machismo, no. Es una reducción muy simplista indigna incluso de Benioff y Weiss. Daenerys ha tenido una evolución larga y compleja, gracias sobre todo a la buena base de los libros, pero también en la serie se ha podido notar esa evolución, y que pueda acabar convertida, no digo necesariamente en la villana de la historia, pero sí en la antagonista de Jon Nieve o de quien sea que cumpla el papel de instrumento del destino de Poniente, entra muy dentro de lo posible y es perfectamente coherente con su personalidad. ¿Que no es justo? Bueno, sabemos que precisamente en Poniente la justicia no es lo que prevalece. Aunque diría que en los libros de George R. R. Martin sí hay un tipo de justicia que, aunque no lo parezca, sí creo que acabará prevaleciendo: la justicia poética. Pero con eso ya entramos en otra historia que debe ser contada en otra ocasión. Seguramente, cuando acabe la serie escribiré otra entrada que ya llevo unos días maquinando y tocaré ese tema, entre otros. Hasta entonces, disfrutad de los capítulos que quedan (o por lo menos no sufráis demasiado 😅).

Valar morghulis!



sábado, 4 de mayo de 2019

Sin orden ni conciertos

Aquí estoy otra vez. Si alguien aún me lee y se ha fijado, he cambiado el fondo y los colores del blog. Llevaba años con los mismos y ya me aburrían, así que tocaba un cambio. Espero que os guste, y que a mí me convenza y no me dé por cambiarlo dentro de dos días. Bueno, tampoco pasa nada si lo cambio otra vez, ¿no? El blog es mío :P.

Desde hace poco tiempo estoy volviendo a tener vida social, pero todavía ando un poco descoordinada. Hoy quería haber ido a ver a los Corvus Corax, que actúan en la fiesta medieval de El Álamo, pero se me ha cruzado un compromiso previo del que no me había enterado bien a qué hora lo tenía (típico caso de teléfono escacharrado) y no ha podido ser. Me da pena no verlos, pero bueno, otra vez será, y si no, más se perdió en la guerra. El caso es que me ha dado por pensar en otros conciertos a los que en su momento no pude ir por diversos motivos, así que se me ha ocurrido escribir sobre esos conciertos a los que me encantaría ir si pudiera viajar en el tiempo. Unos son conciertos históricos, otros no tanto pero sí me dolió perdérmelos, pero con todos habría deseado tener ese giratiempos tan útil que le prestaron a Hermione Granger en "El prisionero de Azkaban" (bueno, para ir a conciertos y para tantas otras cosas...). En fin, sin más preámbulos, ahí voy con los 

CONCIERTOS QUE ME PERDÍ 

1. Festival Monsters of Rock: Donington, 1987 y 1988.   

Ahora hay festivales de metal en todas partes, pero en los años 80 sólo había un festival para los amantes del heavy: el Monsters of Rock que se celebraba en Donington Park, un circuito automovilístico del Reino Unido. Todos los años que se celebró presentó carteles espectaculares, pero me habría hecho especial ilusión ir en esos dos años. Al lorito los grupos que se reunieron en esas ediciones:


El año 88 fue un poco nefasto. Se produjo una avalancha durante el concierto de Guns'n'Roses y dos chicos murieron, por lo que las autoridades locales prohibieron que al año siguiente se celebrara el festival, que volvió en 1990. Para entonces todo había cambiado, la gente empezó a preferir a nuevos grupos musicales con estilos diferentes y el último festival se celebró en 1996. Pero a pesar de todo, no me digáis que no molaría ver a Iron Maiden, Dio, Metallica, Helloween o Bon Jovi en la cumbre de sus carreras. Ays. A mí me pilló muy jovencita, aún era menor de edad y no tenía dinero (por no hablar de permiso paterno) para ir a conciertos. Pero soñaba con ir algún día a Donington. En fin.

2. Conciertos de Queen en el estadio de Wembley, 11 y 12 de julio de 1986.


Otros dos conciertos míticos donde los haya. Como sabéis, el año anterior Queen triunfaron en el Live Aid celebrado en el mismo estadio, tal como se refleja en "Bohemian Rhapsody", pero donde me gustaría haber estado de verdad es en estos dos conciertos, que fueron apoteósicos, como se puede ver en las grabaciones. Fue la última gira del grupo con Freddie Mercury. No habría podido ir a esos conciertos por el mismo motivo que no fui a los de Donington, qué le vamos a hacer.  Lo peor es que ya nunca será posible ver a Freddie en directo. Puta vida.

3. Todos los conciertos de Whitesnake en España.

En serio, creo que tengo una maldición con este grupo. Aunque ya esté muy cascadito y parezca una señora mayor, David Coverdale sigue siendo uno de mis cantantes favoritos, pero nunca he podido ir a ver un concierto suyo. La primera vez fue la que más me dolió: en agosto de 1990 los Whitesnake actuaron en el Rockódromo, pero mis padres me prohibieron ir. Y eso que yo había estado trabajando todo el verano cuidando a una niña por las mañanas, trabajo por el cual me pagaron una miseria, pero esa miseria me bastaba para pagarme la entrada. ¿Os he contado ya alguna vez cuánto daño hizo el subnormal de la base americana de Torrejón que apuñaló a un chaval en aquel concierto de los Scorpions en el Rayo? Pues eso. En 1990 mis padres todavía se negaban a que fuera a conciertos de heavy por si me pasaba lo mismo. Quiero mucho a mis padres, pero ésta se la guardaré siempre.

El resto de ocasiones que han venido a España, no he podido ir a verlos por motivos laborales: buena parte de mi vida laboral se ha desarrollado en el turno de tarde. Bueno, el último, si no recuerdo mal, no pude asistir porque acababa de tener a mi hijo mayor y no tenía el chichi para farolillos, literalmente. Esa vez me dolió también especialmente porque venían en una gira con Def Leppard y Europe, otras dos bandas especialmente queridas para mí. Pero a mi hijo no le podía echar la culpa, pobrete. Así que no sé si alguna vez tendré oportunidad de poder ir a un concierto de Whitesnake... Este año hacen gira, pero no pasan por España. Y no tengo dinero ni para irme un finde a la playa, así que como para irme a otro país a ver un concierto... Snifffff.


4. Concierto de Gary Moore en la Casa de Campo: Madrid, 11 de mayo de 1987.

Todos los testimonios sobre aquella noche coinciden en que fue un conciertazo. Gary Moore, mi guitarrista favorito aún hoy día, tocó esa noche con Barón Rojo de teloneros, que también estaban todavía en su mejor momento. Bueno, también tocaron un par de canciones los Shy (que no era un mal grupo) antes de que la gente los echara porque el cantante iba pedo perdido y se enfrentó al público, que respondió con un auténtico bombardeo de litros de cerveza y otros objetos contundentes al escenario. Por suerte eso no impidió que los Barones primero y Gary después dieran sendos conciertos magistrales que quedaron para la posteridad. Por aquella época yo apenas acababa de descubrir el heavy, pero al poco tiempo me enteré de que había acontecido aquel evento y me dio mucha pena habérmelo perdido. Hoy me sigue dando pena porque ya nunca podremos volver a ver a Gary Moore en directo. Murió en 2011, precisamente cuando estaba de vacaciones en España. Pero nunca lo olvidaré y seguirá siendo mi guitarrista preferido.


5. Hedningarna, cualquier concierto en cualquier lugar.

Los descubrí en aquel maravilloso programa, Diálogos 3, que presentaba Ramón Trecet en Radio 3, cuando Radio 3 molaba, y flipé. Pero de nuevo me pilló con el pie cambiado y me enteré demasiado tarde de que daban un concierto en el 2003 en la sala Arena (donde sí he visto, en cambio, y dos veces además, a otro grupo que me encanta, los In Extremo). También han actuado en otras ocasiones en España, pero hace años que se separaron, así que deberé conformarme con sus discos y sus vídeos. Sniffff.



6. Héroes del Silencio, Sevilla, 2007.

Ay, otros que me quedé con las ganas... El de Sevilla fue uno de sus últimos conciertos y compañeros míos de trabajo pudieron ir y volvieron contando maravillas, pero yo no podía porque, para no variar, no me sobraba el dinero como para irme a Sevilla un finde y tampoco pude pillar entradas a tiempo. Los han parodiado y vilipendiado hasta la extenuación, y entiendo que su estilo no tiene por qué gustar a todo el mundo, pero para mí fueron y seguirán siendo un grupazo y Bunbury un pedazo de cantante, aunque en solitario se le haya ido aún más la pinza. 


7. Ramoncín en el Viña Rock, Villarrobledo, 2006.

Es coña, claro XD. Es que me estaba quedando la entrada demasiado tristona... Pero no diréis que no habría molado estar ahí tirándole huevos y minis XD XD XD. Sólo he encontrado un vídeo en Youtube de tan magno acontecimiento en el que no se ve una mierda, pero unas amigas mías que estuvieron ese año fueron testigos XD. 

En fin, espero que hayáis disfrutado de la entrada y, sobre todo, de los vídeos. Un besazo y hasta la próxima :).