domingo, 28 de septiembre de 2014

Hasta el infinitivo y más allá

Mother of the beautiful love. No escribía aquí desde mayo. Me he tirado todo el verano sin escribir una sola línea. Ni siquiera tardé tanto en volver a escribir después de que naciera Eric. En fin, hay que aclarar que he estado casi dos meses sin ordenador disponible y escribir una entrada de blog desde mi mierdamóvil, aparte de técnicamente inviable, supongo, aunque fuera posible sería lo más parecido a cortarse las venas con una pastilla de jabón. 

Total, que aquí estoy de nuevo, porque ya tengo ordenador otra vez gracias a que mi hermano me ha prestado uno, y ahora no sé qué narices escribir. Oh, no será por falta de temas. Este verano se me presentaron varios que me tentaban a escribir, y me tenía que aplicar la dieta de ajo y agua por falta de medios. El problema es que hablar de esos temas, ahora que ya se han discutido y olvidado, parece que ya no viene a cuento. Aunque, la verdad, daría lo mismo: para cuatro gatos que me leen, y más que nada porque son amigos, qué importará lo que comento si no lo va a leer prácticamente nadie. Por otro lado, aunque tuviera tiempo de escribir sesudos ensayos sobre esos temas, tampoco podría porque apenas tengo sesos, básicamente :P. Ay, amigos, qué depresión. Tanta coña que ha habido con la frase promocional de la película Lucy este verano (aquella magufada de que sólo utilizamos un 10% de nuestra capacidad cerebral) y la triste verdad es que ni usando el 100% doy más de mí. Así que poco tengo que aportar, para mi desgracia y para vuestro bien.

Aunque el caso es que algunos de esos temas no deberían olvidarse, pero vivimos en una sociedad de la información que consume las noticias y ventila sus desechos sin haberlas digerido apenas, y cuando hablas de algo que ocurrió hace un mes parece que te estuvieras refiriendo a algún suceso ya lejano. Hace menos de una semana que ha dimitido Gallardón porque el gobierno se ha echado atrás con su reforma de la ley del aborto y aquí paz y después gloria. Y no debería ser así, porque ya veréis como en la próxima legislatura el tema volverá a colear de nuevo. Gallardón puede ser un cabronazo y su dimisión una buena noticia que debería haberse anunciado mucho antes, pero no es que quien le vaya a sustituir sea mucho mejor; por otra parte, al gobierno le ha venido bien esa cortina de humo para ocultar noticias más preocupantes, como los decretazos-ómnibus perpetrados con vacacionalidad y alevosía. Se nos inculca la impresión de que en verano no ocurre nada, lo cual es la mejor excusa para que nos la sigan metiendo doblada.

Pero no todo van a ser invectivas apocalípticas. A pesar de todo, he disfrutado del verano en la mejor compañía, y seguiré disfrutando de ella ahora que se acerca el invierno. Ah, por cierto, por fin me he casado XD. Sí, hablando de Gallardón, me libré de su tasazo XD. Algún día tengo que completar aquella entrada que perpetré hace tiempo sobre la absurda burocracia de este país que convierte actos cotidianos como casarse en laberintos surrealistas. Por lo demás, mi hijo ha cumplido año y medio sano y salvo, lo cual es un mérito por su parte (lo digo porque lo mío, más que en la categoría de mala madre, entra en la de madre catastrófica, pero no daré más detalles no sea que los abuelos de la criatura lean esto y nos quieran quitar la custodia), hemos terminado de ver Cómo conocí a vuestra madre con el consiguiente trauma y he engordado un montón. Ahora sólo me falta volver a conseguir trabajo, adelgazar esos kilos (o arruinarme comprando un montón de ropa nueva porque ahora no me vale casi nada), asegurarme de que Eric sigue creciendo sano y salvo y dejar de ser un desastre. ¿Quién dijo miedo?