miércoles, 28 de marzo de 2012

Los malditos

Como muchos sabéis, durante varios años he estado dando la brasa en el Fotolog :P. Ahora que me he hecho este blog, y después de la chapuza que armaron hace pocos meses, a causa de la cual muchos estuvimos a punto de perder todas esas entradas, no creo que vuelva a usarlo. Pero le tengo cariño porque durante ese tiempo fue lo más parecido a un diario que he tenido nunca, y de vez en cuando me descolgaba con rayadas como la que reproduzco a continuación, y que perpetré el 5 de febrero de 2009. Entenderé que os dé pereza leerlo, pero me costó un buen rato escribirlo y al menos quería preservarlo también aquí, además de en el disco duro de mi ordenador. Si alguien quiere ver el original, aquí lo tiene: Los malditos.


 
Hoy toca tocho-post, no digáis que no avisé. Aún estáis a tiempo de huir :P.

El otro día hablaba de una de mis grandes adicciones, la música, pero la otra es la literatura. Igual que escucho prácticamente cualquier tipo de música, con pocas excepciones, también leo de todo. Pero mis gustos casi siempre han tirado por géneros malditos a los ojos de la crítica tradicional y del público general. No me voy a hacer la exquisita, eso de hacerme la guay vacilando de que sólo me gustan géneros minoritarios no me va; huyo de los que van de "auténticos", que para mí sólo han conseguido desvirtuar la palabra.

De hecho, los géneros que más me gustan no tienen esa aura de "exquisitos" que tienen otros supuestamente underground y a la vanguardia; todo lo contrario, se les tacha de "géneros populares", normalmente en sentido peyorativo, igual que el término "friki" sigue teniendo para la mayoría de la gente esa carga de menosprecio con la que nació. El heavy metal siempre ha sido pasto de desprecio y parodias (no digo que en ocasiones no se las mereciera), igual que, en la literatura, la ciencia ficción y la fantasía no han sido valoradas generalmente por su calidad, y también en ese caso hay ejemplos deleznables.

Pero los prejuicios se aplican en conjunto; si no, no serían prejuicios. Así que escritores tan dignos de recibir un Nobel como cualquier escritor "realista" encumbrado o que, por lo menos, no tienen nada que envidiar a otros escritores conocidos en estilo, profundidad intelectual y capacidad de entretener al lector, se ven reducidos a la etiqueta de "escritores de género" o, como mucho, les conceden el estatus de "escritores de culto" como si les hicieran un favor. Seguro que tenéis en mente a Tolkien; también pienso en autores como Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin, Kurt Vonnegut o Philip K. Dick, por citar algunos de los ejemplos más notorios de excelentes escritores "de género". Irónicamente, escritores mundialmente reconocidos y galardonados como Doris Lessing, Philip Roth o Haruki Murakami escriben de vez en cuando obras que se podrían encuadrar sin ningún problema en la ciencia ficción o la literatura fantástica, si las entendemos en su sentido más amplio. Por no hablar de Borges o Cortázar. Porque una cualidad que tienen estos géneros es que pueden servir de vehículo a cualquier tema, por polémico que sea, lo que ha permitido en muchos casos esquivar la censura en países donde la libertad de expresión estaba seriamente coartada; curiosamente, en los países del Este la literatura de ciencia ficción estaba muy valorada y su popularidad llegaba a todos los niveles. Stanislav Lem era lectura obligada en los institutos, y hoy día Andrzej Sapkowski es en Polonia como aquí Pérez Reverte. En el mundo anglosajón no son tan radicales, pero aquí muchos te siguen mirando con condescendencia si, en lugar de leer a Javier Marías (que también me gusta), te ven con un libro de Arthur C. Clarke. Igual que ocurre con el heavy metal, que no creo que termine nunca de salir de su gueto, aunque cuente con músicos geniales y su calidad media sea bastante superior a toda esa mierda que se tragan los oyentes habituales de los 40 Criminales. No me meto en gustos, claro, y comprendo que no es una música apta para todos los oídos (aunque según qué géneros, que el heavy metal es mucho más variado de lo que se piensa). Pero mis oídos tampoco soportan los 40 Latinos y los tengo que sufrir en muchos bares si quiero tomarme una caña .

Lo curioso es que esos géneros suelen ir unidos en los gustos de los que los disfrutamos. No siempre, desde luego; hay mucha gente a la que sólo le gusta el heavy pero no lee ciencia ficción, fantasía o terror (o no leen, directamente). Y muchos lectores de esos géneros no escuchan heavy metal. Pero, desde sus inicios, el heavy ha bebido de esas fuentes literarias, probablemente más que ninguna otra música. Ahora parece que se asocia más con la fantasía, sobre todo la de inspiración tolkieniana, y siempre ha estado asociado al terror. Pero en los años 80, en la edad de oro del heavy metal, la temática futurista era la que dominaba en las letras de las canciones y en las portadas de los discos. Por eso la imagen que ilustra esta entrada es la portada del Somewhere in Time de Iron Maiden, uno de mis discos favoritos de siempre, con su estética directamente tomada de Blade Runner. Supongo que era lo que tocaba. En esa época de guerra fría y enfrentamiento nuclear, las novedades informáticas nos alucinaban, todavía pensábamos que en el 2000 viajaríamos en naves espaciales y los supuestos avistamientos de ovnis aún eran una noticia cotidiana. Hoy no hay guerra fría, sino decenas de guerras calientes y crisis por todo el planeta, seguimos viajando en coches que funcionan con gasolina, la luna continúa mirándonos desde arriba fría y distante y, desencantados de las profecías futuristas y de la tecnología que, sin embargo, nos rodea, volvemos los ojos a fantasías medievalizantes para evadirnos de la rutina, y eso también se refleja en la música que escuchamos.


El caso es que, de una forma u otra, el heavy metal siempre ha estado unido a una imaginería fantástica, en el sentido más amplio de la palabra, el que engloba ciencia ficción, fantasía heroica y terror. Nunca me había planteado por qué hasta que escogí en 5º de carrera una asignatura optativa, "Literatura anglogermánica s. XVIII-XIX" (es decir, Romanticismo) y que ya he comentado alguna vez que fue una de mis favoritas de toda la carrera, en buena parte gracias al profesor que la impartía, Abraham, uno de los mejores profesores que he tenido en mi vida. Éste llamó mi atención al comentar que el rock duro era el último movimiento romántico musical del siglo XX. Todo empezó cuando a Black Sabbath se le ocurrió vincular su música con el satanismo. Que fueran satánicos de verdad o no es lo de menos; realmente, salvo en el caso de algunos grupos de black metal noruego que están lo suficientemente pirados como para creérselo, el satanismo en el rock era más una pose estética que otra cosa. Pero la rebeldía nihilista que ya cundía en los primeros setenta, producto del desencanto respecto a los ideales hippies, entroncaba perfectamente con la rebeldía que representó en su momento el movimiento romántico que surgió a finales del siglo XVIII en Alemania y Gran Bretaña. La rebelión contra las encorsetadas normas artísticas neoclásicas que ensalzaban la razón y las reglas y tomaban como modelo el mundo clásico produjo que los románticos se fueran al otro extremo, exaltando los sentimientos, la pasión, la rebeldía contra las normas establecidas, y que reivindicaran la Edad Media, para ellos lo opuesto al clasicismo. ¿Y qué mayor rebelión que rebelarse contra el mismísimo Dios? De ahí surgió el satanismo, precisamente.

Así que de ahí puede venir la explicación de que toda esa imaginería fantástica se haya asociado al heavy metal: la rebeldía satánica, la tenebrosa iconografía gótica como opuesto del concepto clásico de la belleza, la idealización medievalizante que luego inspiró la fantasía heroica y su complementario producto de la industrialización, la evasión a mundos futuros...

Somos los últimos románticos. Hay que joderse.

2 comentarios:

  1. Que suerte tienes que aún puedes ver tus entradas antiguas del Flog, las mías no están accesibles, me dice que no he subido ninguna foto aún...

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    1. ¿No puedes ver ni una? Qué putadón O_o. Con las fotazas que tú tenías... Menos mal que las tienes también en Flickr, pero aun así, tus textos y los comentarios están perdidos mientras no se recuperen las fotos, claro. ¿Has probado a logarte o registrarte por otra vía? Yo tuve muchos problemas al principio porque sólo me podía logar desde Facebook, pero al final pude entrar.

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