domingo, 29 de mayo de 2022

Todo a la vez en todas partes

Ayer tuve la oportunidad de ver en el festival de cine TDC Weekend, gracias a unos cuantos locos adorables, Todo a la vez en todas partes (Everything Everywhere All At Once, o Todo a cholón para los amigos). Yo ya iba casi segura de que me iba a gustar, porque sabía que se trataba de una película de temática fantástica con bastante humor. Pero no esperaba que me fuera a tocar tanto la patata. No puedo comentar mucho sin hacer spoilers, pero digamos que lo que parece (y lo es) una trama muy compleja de viajes por un multiverso todavía más loco que el del Doctor Strange en el fondo es una historia muy humana sobre la relación entre una madre y una hija, con sus ramificaciones respecto al resto de la familia. “Como pasa en Red”, me ha dicho mi hermano esta mañana, y sí, pero ahí acaban las semejanzas entre ellas. Ojo, la película de Pixar me encanta. Pero Todo a la vez en todas partes tiene tantas capas, niveles y estratos que a su lado la Sima de Atapuerca parece un simple hoyo en el suelo. 

 


 

Por circunstancias personales, la historia de Evelyn Wang y su hija Joy me ha pulsado muchas cuerdas, y el caso es que para mí lo fácil sería identificarme con Joy, pero los personajes están tan bien escritos que también comprendo y me identifico con Evelyn, a la que tomas cariño desde el primer momento, esa mujer que tanto ha luchado por sacar adelante su negocio y sobre todo a su familia, que arrastra decepciones e insatisfacciones desde su mismo nacimiento, y que de repente se encuentra envuelta en una vorágine de destrucción que amenaza todo su mundo, literalmente. Envuelta en una narrativa disparatada pero muy calculada y una imaginería desatada que apabulla, la película nos habla de relaciones personales, de traumas, de la imposición de roles dañinos que sufres e intentas no traspasar a tus hijos pero a veces no puedes evitarlo porque no te das cuenta, de lo que quisiste ser y no pudiste, de cómo hasta las decisiones aparentemente más nimias pueden conducir tu vida por caminos insospechados. Sobre todo, de amor. De amor que ata, de amor que libera, de amor que termina, de amor que surge, que resurge, que te salva de desvanecerte en la nada. Es curioso, porque la única vez que se mencionan en la película las palabras “te quiero” son fingidas y por lo tanto no funcionan, pero se habla constantemente de amor mostrándolo de todas las formas alternativas posibles, porque el amor es infinito como el Multiverso y es lo único que te salva de caer en el nihilismo, que sería la consecuencia lógica del caos que nos rodea. Porque la lógica nos dice que no somos nada, sólo motas de polvo en el océano cósmico, pero el amor nos dice que cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles y que todo merece la pena a pesar de todo.

Si os digo que ésta es la escena más emocionante de la película no me creeréis. Pues os juro que lo es.

En fin, qué intensita me he puesto para una película aparentemente intrascendente 😅 (de eso nada). Habrá gente a quien le deje indiferente porque tiene que haber de todo (me dan pena, pero cada uno hace lo que quiere o lo que puede con su vida). Pero es que merece la pena verla, de verdad. Tanto que me ha dado por escribir esta entrada para el blog después de meses de tenerlo abandonado. El próximo viernes 3 de junio la estrenan, yo que vosotros iría a verla al cine. Es más, si puedo repetiré.

No quiero acabar esta entrada sin reivindicar a Michelle Yeoh, que es una diosa, y a Jamie Lee Curtis, que es diosa y media por lo menos. Ambas están fantásticas en esta película, y quiero que salgan mucho más en películas. Sobre todo Jamie Lee Curtis, que es una señora de la cabeza a los pies, con un talento tan grande como su sentido del humor. La admiro muchísimo. De mayor quiero ser como ella. La verdad es que si me corto el pelo cortito me parezco a ella, ya es algo XD.

Ha sido un gran fin de semana gracias al TDC Weekend, a sus organizadores y a la preciosa gente con la que he compartido sala, comida, cerveza y risas. A algunos ya los conocía en persona, a otros por fin los he desvirtualizado, que ya tenía ganas, y son todos seres humanos maravillosos y adorables a los que les deseo lo mejor y sobre todo mucho amor, todo a la vez, en todas partes.

Gracias.

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