Me gustaría no tener que escribir esta entrada. Para empezar, si hubiera visto esto en el TL de Twitter o en el muro del Facebook de alguien que ni me va ni me viene, lo habría ignorado y punto, y como mucho habría bloqueado a esa persona. El problema es que lo he visto en el muro de una persona que no considero precisamente estúpida, ni mucho menos, y me preocupa que gente que considero que tienen inteligencia y criterio se traguen estas falacias. Por otra parte, no es que vaya a descubrir nada, ni a aportar nada nuevo ni especialmente relevante, y de hecho no tendría por qué explicar nada, porque debería ser algo fácilmente entendible y además no soy la persona más adecuada para hacerlo, ya que no soy ninguna experta. Pero se ve que no es tan evidente como yo creía, y como prometí que cuando tuviera un rato libre expondría lo que pienso, aquí voy a daros un rato la brasa.
Lo que me ha llevado a escribir otro nuevo tocho es esto, originalmente publicado en Forocoches (qué raro :P) y difundido como meme en otras redes sociales:
Lo que me ha llevado a escribir otro nuevo tocho es esto, originalmente publicado en Forocoches (qué raro :P) y difundido como meme en otras redes sociales:
Como veis, una bonita colección de mentiras y medias verdades acompañadas de imágenes impactantes escogidas con toda la intención. Lo suficientemente burdas como para que, a poco que pienses (y sin pensarlo, la verdad), te des cuenta de que son falacias tendenciosas, pero también escogidas y presentadas de forma ambigua para que te las tragues sin darte cuenta si no te paras a reflexionar. Además, muchas de ellas son redundantes porque vienen a decir lo mismo, pero con distintas palabras y ejemplos.
Reconozco que no tengo acceso a datos concretos y en algunos casos no puedo asegurar nada definitivo porque no conozco la situación legal de otros países. Tampoco soy socióloga ni psicóloga o psiquiatra, así que en casos como el de los suicidios sólo puedo hacer conjeturas. Pero creo que la mayoría se pueden explicar apelando al sentido común.
Reconozco que no tengo acceso a datos concretos y en algunos casos no puedo asegurar nada definitivo porque no conozco la situación legal de otros países. Tampoco soy socióloga ni psicóloga o psiquiatra, así que en casos como el de los suicidios sólo puedo hacer conjeturas. Pero creo que la mayoría se pueden explicar apelando al sentido común.
Para empezar, se habla de discriminación masculina y de "problema de género", término ambiguo que implica que los hombres también sufren discriminación por género, sin acusar explícitamente a nadie de ello, pero dando a entender que no son los propios hombres los culpables de esa discriminación. ¿Quién será, entonces? ¿Las feminazis? A ver si la ONU y todos los gobiernos del mundo en general están plagaditos de ellas y no nos hemos dado cuenta. ¿Los extraterrestres? ¿Los Illuminati? Casi me creo más eso, fíjate. Porque lo más gracioso es que, en lo que respecta a la mayoría de los casos, esos supuestos problemas de género que sufren los hombres los provocan otros hombres: ellos han provocado la inmensa mayoría de las guerras a lo largo de la historia porque eran los que gobernaban salvo contadísimas excepciones que se pueden contar con los dedos de las manos (reinas y emperatrices que heredaban porque no había candidato masculino, básicamente), han compuesto históricamente las leyes que mandaban a los hombres a esas guerras, han ordenado que los hombres cumplieran el servicio militar bajo la amenaza de diversas penas si no lo hacían, han legislado sobre qué se consideraba delito y cómo debía ser castigado... Ya sé que en las últimas décadas algunas mujeres han llegado a los
puestos más altos de poder, y hay mujeres legisladoras y que ocupan en
general altos puestos en las administraciones públicas. Pero, aparte de seguir siendo una minoría, bastantes de ellas han llegado al poder comportándose exactamente igual que sus homólogos masculinos, es decir, siguiendo patrones ideológicos y de comportamiento impuestos durante siglos por los hombres dominantes. Por no hablar del ejemplo más ridículo de todos, el de las violaciones que sufren los hombres en las cárceles: ¿quién les viola? ¡Oh, sorpresa!: otros hombres. Si en las cárceles se separa a las personas por sexos, no sé quiénes esperaban que violaran a los hombres. ¿Feminazis infiltradas, entes paranormales? A lo mejor esos entes indeterminados son los mismos que provocan la muerte de algunos chicos por culpa de la circuncisión masculina. Muerte seguramente provocada por las pésimas condiciones de higiene en la que será realizada, no por su peligro: la cifra es muchísimo menor que la de niñas y jóvenes muertas por la misma causa, y desde luego la circuncisión masculina no deja las mismas secuelas que la femenina, porque no mutila ni deja incapacitados a los hombres para reproducirse sin problemas ni para tener relaciones sexuales satisfactorias. De hecho, en Estados Unidos es muy habitual que se circuncide a los niños, independientemente de su raza o su religión, como medida de higiene (que sea necesaria realmente o no es otra historia, pero en cualquier caso no les perjudica a priori), y como se realiza con las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas, no pasa nada. Pero eso no lo dicen, claro. No sea que un ejemplo práctico les estropee una bonita teoría.
Hay otros casos en los que comprendo que haya lugar para una duda razonable. Es el caso de los suicidios masculinos, al parecer bastante más numerosos que los femeninos. Aquí los relacionan con el mayor número de casos de hombres que tienen que abandonar su hogar porque deben cedérselo a la ex mujer cuando se separan porque ésta se queda con la custodia de los hijos, y acaban viéndose en la calle. Oh, pobrecitos. En fin, vayamos por partes.
Ya digo que no soy socióloga ni psicóloga ni nada parecido, así que sólo puedo ofrecer aquí mis conjeturas, que pueden estar perfectamente equivocadas. Pero, respecto al mayor índice de suicidios masculinos, en general, sin relacionarlos con circunstancias como quedarse sin hogar, se me ocurre que tal vez la cultura tradicional de no mostrar los sentimientos en público, incluso en privado, para que no les tachen de afeminados, y la consecuente represión emocional, contribuyen a que los hombres sufran en mayor grado trastornos psicológicos que les inducen con más frecuencia al suicidio. En cuanto a la práctica habitual de entregar a los hijos en custodia a las madres en caso de separación, lo que conlleva a que sean ellas las que suelan quedarse en el hogar mientras los hombres tienen que irse, creo que ya es un tema debatido de sobra, pero me imagino que siempre quedará alguien que proteste por ello, así que me veo en la obligación de explicarlo: aunque soy partidaria de la custodia compartida y de que se estudie cada caso individualmente, el caso es que en la práctica seguimos siendo las mujeres las que nos ocupamos más de los hijos, y por otra parte sufrimos un mayor índice de desempleo, así que, aunque también haya mucha inercia en el proceso, creo que los jueces generalmente aplican la solución que parece de más sentido común. Otra cosa es que en este país los sueldos en general sean una puta mierda y si un hombre se tiene que ir del domicilio conyugal se vea obligado a volver con sus padres o a malvivir en alquileres compartidos o en la puta calle porque no le llegue el dinero para pagarse un alquiler o una hipoteca él solito. Pero de eso no tienen culpa las mujeres, generalmente: os recuerdo que en la patronal también sigue estando compuesta masivamente por hombres. Y, sobre todo, no se actúa en favor de las mujeres, sino de los hijos, que son los beneficiarios del hogar conyugal.
Otra cuestión también ambigua es por qué en algunos países se aplican penas menores de prisión a las mujeres, o por qué se les concede una edad de jubilación más temprana. Me da la impresión de que se trata de esos falsos privilegios que, bajo la apariencia de favores al colectivo femenino, esconden una actitud condescendiente: pobrecitas, son más débiles, vamos a tratarlas bien. Pero es un tema complejo sobre el que no tengo datos, así que no puedo aseverarlo. También a lo mejor tiene que ver con el hecho, ya citado, de que solemos ser las que nos ocupamos del hogar y de los cuidados de niños, ancianos y enfermos, y si "faltamos al deber", se va todo al carajo. Y, mirando la otra cara de la moneda, si los hombres son más fuertes, entonces tienen que apechugar. Lo mismo podría aplicarse al hecho de que normalmente sean los hombres los que vayan a la guerra, y que sólo desde hace unas décadas las mujeres puedan ser soldados, no en todos los países, y que aun así todavía sean pocas las que se alisten y menos aún las que lleguen a cargos de importancia dentro del ejército. Creo que las soldados kurdas que luchan contra ISIS tendrían que decir algo al respecto, pero es un tema para ser tratado por sí solo en otra ocasión.
Hay otros casos en los que comprendo que haya lugar para una duda razonable. Es el caso de los suicidios masculinos, al parecer bastante más numerosos que los femeninos. Aquí los relacionan con el mayor número de casos de hombres que tienen que abandonar su hogar porque deben cedérselo a la ex mujer cuando se separan porque ésta se queda con la custodia de los hijos, y acaban viéndose en la calle. Oh, pobrecitos. En fin, vayamos por partes.
Ya digo que no soy socióloga ni psicóloga ni nada parecido, así que sólo puedo ofrecer aquí mis conjeturas, que pueden estar perfectamente equivocadas. Pero, respecto al mayor índice de suicidios masculinos, en general, sin relacionarlos con circunstancias como quedarse sin hogar, se me ocurre que tal vez la cultura tradicional de no mostrar los sentimientos en público, incluso en privado, para que no les tachen de afeminados, y la consecuente represión emocional, contribuyen a que los hombres sufran en mayor grado trastornos psicológicos que les inducen con más frecuencia al suicidio. En cuanto a la práctica habitual de entregar a los hijos en custodia a las madres en caso de separación, lo que conlleva a que sean ellas las que suelan quedarse en el hogar mientras los hombres tienen que irse, creo que ya es un tema debatido de sobra, pero me imagino que siempre quedará alguien que proteste por ello, así que me veo en la obligación de explicarlo: aunque soy partidaria de la custodia compartida y de que se estudie cada caso individualmente, el caso es que en la práctica seguimos siendo las mujeres las que nos ocupamos más de los hijos, y por otra parte sufrimos un mayor índice de desempleo, así que, aunque también haya mucha inercia en el proceso, creo que los jueces generalmente aplican la solución que parece de más sentido común. Otra cosa es que en este país los sueldos en general sean una puta mierda y si un hombre se tiene que ir del domicilio conyugal se vea obligado a volver con sus padres o a malvivir en alquileres compartidos o en la puta calle porque no le llegue el dinero para pagarse un alquiler o una hipoteca él solito. Pero de eso no tienen culpa las mujeres, generalmente: os recuerdo que en la patronal también sigue estando compuesta masivamente por hombres. Y, sobre todo, no se actúa en favor de las mujeres, sino de los hijos, que son los beneficiarios del hogar conyugal.
Otra cuestión también ambigua es por qué en algunos países se aplican penas menores de prisión a las mujeres, o por qué se les concede una edad de jubilación más temprana. Me da la impresión de que se trata de esos falsos privilegios que, bajo la apariencia de favores al colectivo femenino, esconden una actitud condescendiente: pobrecitas, son más débiles, vamos a tratarlas bien. Pero es un tema complejo sobre el que no tengo datos, así que no puedo aseverarlo. También a lo mejor tiene que ver con el hecho, ya citado, de que solemos ser las que nos ocupamos del hogar y de los cuidados de niños, ancianos y enfermos, y si "faltamos al deber", se va todo al carajo. Y, mirando la otra cara de la moneda, si los hombres son más fuertes, entonces tienen que apechugar. Lo mismo podría aplicarse al hecho de que normalmente sean los hombres los que vayan a la guerra, y que sólo desde hace unas décadas las mujeres puedan ser soldados, no en todos los países, y que aun así todavía sean pocas las que se alisten y menos aún las que lleguen a cargos de importancia dentro del ejército. Creo que las soldados kurdas que luchan contra ISIS tendrían que decir algo al respecto, pero es un tema para ser tratado por sí solo en otra ocasión.
Sobre los países en los que sólo se condena la homosexualidad masculina, me da la impresión de que no es que no se condene la femenina, sino que directamente se considera que no existe. Desde una perspectiva falocrática, supongo que muchos no son capaces de concebir que pueda haber relaciones sexuales sin penetración, así que la existencia del lesbianismo les debe parecer una imposibilidad física y hasta metafísica. Como además se suele ver más normal que dos mujeres convivan como "amigas" que dos hombres como "amigos", me imagino que en general las mujeres lesbianas pasan más desapercibidas. Pero no creo que las trataran precisamente bien si las descubrieran in fraganti.
En cuanto a los refugiados que, si no van acompañados de su familia, son rechazados con más frecuencia, sospecho que quienes reivindican su derecho a ser acogidos y no discriminados por ser hombres son los mismos que, cuando se discute sobre el derecho de asilo, alertan de que entre los refugiados pueden camuflarse peligrosos terroristas. Llamadme paranoica, pero no sé por qué me da que en muchos casos coinciden. Y sobre que se concedan a las mujeres microcréditos y no a los hombres, está demostrado que se hace por pura lógica mercantil: las mujeres suelen invertir los microcréditos en los pequeños negocios en los que se embarcan para subsistir y cuando tienen ganancias devuelven el dinero, mientras que se comprobó que los hombres muchas veces se gastaban ese dinero en vicios y caprichos. No me lo invento yo, lo dicen los bancos y las administraciones locales, que son los más interesados en que les devuelvan su dinero.
En conclusión: todas estas desventajas que se supone que sufren los hombres respecto a las mujeres no son resultado de una conspiración femenina contra el género masculino, sino una consecuencia del sistema patriarcal. Si sometes a la mitad de la población a vivir en inferioridad de condiciones materiales, intelectuales, laborales, sexuales, etc., es inevitable que la otra mitad de la población sufra indirectamente efectos derivados de esa situación. Si el hombre es más fuerte, le asignarán los trabajos más duros, incluidos los peligrosos. Si el hombre debe demostrar su masculinidad constantemente, y ésta se identifica con determinados valores como no exhibir sentimientos en público ni compartirlos para desahogarse, o mostrar debilidad, ajo y agua. Aun así, estos daños colaterales siguen siendo ínfimos en comparación con las discriminaciones de todo tipo y a todos los niveles que sufren la inmensa mayoría de las mujeres en el mundo. No digo que los hombres no deban quejarse de esos daños colaterales e intentar cambiarlos, pero lo que no hay que hacer es echar la culpa al enemigo equivocado. Las mujeres no somos vuestro enemigo. Ni siquiera la discriminación positiva en los contados casos en los que se aplica lo es, porque además sigue sirviendo de poco. El principal enemigo lo tenéis en el mismo sistema que de manera global os favorece porque así se estableció hace mucho tiempo. Ese mismo sistema que muchos hombres no hacen nada por cambiarlo porque les viene bien, por supuesto, y que otros hombres, y también mujeres, aunque no estén a su favor, tampoco hacen nada por cambiarlo porque ni siquiera se dan cuenta de cómo funciona, o no saben cómo hacerlo. Todo cambio empieza por uno mismo. No lo olvidéis, y así no os harán tragar falacias interesadas.
En cuanto a los refugiados que, si no van acompañados de su familia, son rechazados con más frecuencia, sospecho que quienes reivindican su derecho a ser acogidos y no discriminados por ser hombres son los mismos que, cuando se discute sobre el derecho de asilo, alertan de que entre los refugiados pueden camuflarse peligrosos terroristas. Llamadme paranoica, pero no sé por qué me da que en muchos casos coinciden. Y sobre que se concedan a las mujeres microcréditos y no a los hombres, está demostrado que se hace por pura lógica mercantil: las mujeres suelen invertir los microcréditos en los pequeños negocios en los que se embarcan para subsistir y cuando tienen ganancias devuelven el dinero, mientras que se comprobó que los hombres muchas veces se gastaban ese dinero en vicios y caprichos. No me lo invento yo, lo dicen los bancos y las administraciones locales, que son los más interesados en que les devuelvan su dinero.
En conclusión: todas estas desventajas que se supone que sufren los hombres respecto a las mujeres no son resultado de una conspiración femenina contra el género masculino, sino una consecuencia del sistema patriarcal. Si sometes a la mitad de la población a vivir en inferioridad de condiciones materiales, intelectuales, laborales, sexuales, etc., es inevitable que la otra mitad de la población sufra indirectamente efectos derivados de esa situación. Si el hombre es más fuerte, le asignarán los trabajos más duros, incluidos los peligrosos. Si el hombre debe demostrar su masculinidad constantemente, y ésta se identifica con determinados valores como no exhibir sentimientos en público ni compartirlos para desahogarse, o mostrar debilidad, ajo y agua. Aun así, estos daños colaterales siguen siendo ínfimos en comparación con las discriminaciones de todo tipo y a todos los niveles que sufren la inmensa mayoría de las mujeres en el mundo. No digo que los hombres no deban quejarse de esos daños colaterales e intentar cambiarlos, pero lo que no hay que hacer es echar la culpa al enemigo equivocado. Las mujeres no somos vuestro enemigo. Ni siquiera la discriminación positiva en los contados casos en los que se aplica lo es, porque además sigue sirviendo de poco. El principal enemigo lo tenéis en el mismo sistema que de manera global os favorece porque así se estableció hace mucho tiempo. Ese mismo sistema que muchos hombres no hacen nada por cambiarlo porque les viene bien, por supuesto, y que otros hombres, y también mujeres, aunque no estén a su favor, tampoco hacen nada por cambiarlo porque ni siquiera se dan cuenta de cómo funciona, o no saben cómo hacerlo. Todo cambio empieza por uno mismo. No lo olvidéis, y así no os harán tragar falacias interesadas.