Como siempre, retomo el blog al cabo de
meses... El verano ha sido muy productivo para otras cosas, pero en
mi caso no para escribir :P. De hecho, llevo más de un mes queriendo
escribir esta entrada y no veía el momento, pero por fin he agarrado
el teclado y ya no lo suelto hasta que acabe XD.
Digo que hace más de un mes que quería escribir esta entrada porque fue cuando terminé de leer Hijos del dios tuerto, la última novela publicada de Virginia Pérez de la Puente. Ya he comentado de ella otras novelas de su saga de Ridia en este mismo blog, pero ésta es especial. Primero, porque no pertenece a dicha saga, sino que es independiente, y segundo, y sobre todo, porque trata dos temas especialmente queridos para mí: la mitología nórdica y el mundo vikingo. Aunque no se trata sólo de eso, como podéis ver en la sinopsis que nos brinda la propia autora:
Digo que hace más de un mes que quería escribir esta entrada porque fue cuando terminé de leer Hijos del dios tuerto, la última novela publicada de Virginia Pérez de la Puente. Ya he comentado de ella otras novelas de su saga de Ridia en este mismo blog, pero ésta es especial. Primero, porque no pertenece a dicha saga, sino que es independiente, y segundo, y sobre todo, porque trata dos temas especialmente queridos para mí: la mitología nórdica y el mundo vikingo. Aunque no se trata sólo de eso, como podéis ver en la sinopsis que nos brinda la propia autora:
¿Quieres cambiar tu destino, Harek Haraldsson? Llegarán tras el deshielo. Llegarán sedientos de sangre, sedientos de vidas, sedientos de venganza. Y no puedes impedirlo.
¿Quieres cambiar tu destino, Loki? Tu camino está trazado. El camino hacia la traición, el camino hacia la muerte, el camino hacia la destrucción de los mundos. Y no puedes evitarlo.
El destino no se puede esquivar. El destino no se puede cambiar. El destino es.
Las nornas tejen en su tapiz el pasado, presente y futuro de los nueve mundos, entrelazando los hilos de las vidas de dioses, hombres y monstruos. Ocultas bajo las raíces de Yggdrasill, las tres hilanderas empiezan a hilvanar un hilo de oro: el hilo de un héroe, Harek Haraldsson, jarl de un clan de vikingar que se prepara para el ataque de otro fiordo con el que mantiene una deuda de sangre.
Mientras se debate entre la responsabilidad de proteger a su gente y la tentación de sucumbir a la sed de venganza, Harek ignora que su hilo está entretejido con los hilos de los dioses. De sus decisiones dependerá el destino de los æsir y su victoria o derrota en el Ragnarök, que llegará, como los enemigos de su clan, después del hielo.
Como podéis deducir, hay dos tramas
principales en la novela, que transcurren en mundos diferentes pero
están entrelazadas. Una, la que me llamó primero la atención por
esa relación con la mitología nórdica, es la de los dioses
asgardianos, a los que las nornas les revelan parte de su futuro,
nada halagüeño para ellos: nada más y menos que el Ragnarok. En
ese sentido, me recuerda un poco a Señores del Olimpo, la excelente
novela de Javier Negrete, pero con la novedad de que Hijos del dios
tuerto no se centra sólo en la trama divina, sino que ésta se une
con otra trama centrada en el mundo humano, que a muchos seguramente
os recordará a la serie Vikings, lo cual en sí no es mala
comparación precisamente. Pero, ojito: esta novela, aunque por diversas
circunstancias haya sido publicada ahora, fue escrita hace cosa de
cuatro años, así que no se trata precisamente de un arrebato para
seguir la última moda ;-). Esta otra trama transcurre en un poblado
vikingo cuyo jarl, Harek Haraldsson, guarda un sorprendente parecido
con el dios Thor. Sea por ese parecido o por razones que sólo las
nornas comprenden, el destino de este hombre queda ligado al de los
dioses: de él dependerá que se desencadene el Ragnarok o no.
Obviamente, los dioses no están dispuestos a sucumbir a ese destino por las buenas, y tratarán de controlar el destino de Harek por diferentes medios. Pero, aunque Thor y sobre todo Odín tienen papeles importantes en esta tarea, el que resulta más implicado por varios motivos es, para mí, el mejor personaje de la novela: Loki. Aparte del atractivo con que el dios nórdico ya cuenta de por sí en los mitos originales por su naturaleza astuta y retorcida, el retrato psicológico que de él se va trazando a lo largo de la novela es magistral. Ya en otras novelas la autora ha demostrado su dominio a la hora de perfilar personajes complejos y llenos de matices; como comenté en su momento, me encantó especialmente el personaje de Vanakao de Venver en Mi alma por mi rey, que se terminaba por revelar como el auténtico protagonista de la historia, cuando en principio parecía un secundario, más o menos relevante pero no principal. Pues en el caso de Loki es todavía más notorio: desde el primer momento se convierte en un robaescenas nato, por recurrir a la terminología cinematográfica, y según va avanzando su papel en la trama nos vamos enganchando más y nos implicamos emocionalmente con sus peripecias y sus desvelos hasta un clímax de los que te dejan ojiplático y sin uñas.
Obviamente, los dioses no están dispuestos a sucumbir a ese destino por las buenas, y tratarán de controlar el destino de Harek por diferentes medios. Pero, aunque Thor y sobre todo Odín tienen papeles importantes en esta tarea, el que resulta más implicado por varios motivos es, para mí, el mejor personaje de la novela: Loki. Aparte del atractivo con que el dios nórdico ya cuenta de por sí en los mitos originales por su naturaleza astuta y retorcida, el retrato psicológico que de él se va trazando a lo largo de la novela es magistral. Ya en otras novelas la autora ha demostrado su dominio a la hora de perfilar personajes complejos y llenos de matices; como comenté en su momento, me encantó especialmente el personaje de Vanakao de Venver en Mi alma por mi rey, que se terminaba por revelar como el auténtico protagonista de la historia, cuando en principio parecía un secundario, más o menos relevante pero no principal. Pues en el caso de Loki es todavía más notorio: desde el primer momento se convierte en un robaescenas nato, por recurrir a la terminología cinematográfica, y según va avanzando su papel en la trama nos vamos enganchando más y nos implicamos emocionalmente con sus peripecias y sus desvelos hasta un clímax de los que te dejan ojiplático y sin uñas.
También es muy destacable que, aunque
por supuesto los utiliza y adapta para sus fines narrativos, la
autora respeta bastante los mitos originales, insertándolos en la
historia de una manera muy lograda y consiguiendo hacerlos
comprensibles a nuestra mentalidad sin por ello desvirtuarlos: lo
comento como algo que aplica en general a toda la trama de Asgard,
pero en el caso de Loki es aún más patente, y en ocasiones brinda
escenas geniales. No os voy a espoilear nada, pero, por ejemplo, hay
un comentario sobre cierta experiencia sexual bastante bizarra del
dios de las mentiras que me hizo partirme de risa, sobre todo por la
aplastante naturalidad con que él la asume XD.
En ese aspecto se nota que la autora se ha documentado mucho y seriamente, pero no sólo en la vertiente mitológica. También en la trama que transcurre en Sørfjord, el pueblo que dirige Harek, se ha esmerado por reproducir lo más fielmente posible la forma de vida cotidiana de los vikingos, según los testimonios documentales y arqueológicos con los que actualmente se cuenta. Por supuesto, igual que sucede con los dioses, ese trasfondo documental está supeditado a la acción y al retrato de los personajes, cada uno con su propia personalidad y evolución. Pero aun así se agradece que se haya tomado tantas molestias en reflejar el modo de vida de la época en la que transcurre la acción, sin concesiones a tópicos, por más implantados que estén. Incluso en el lenguaje respeta en la medida de lo posible las denominaciones originales, aunque no os inquietéis: se entienden bien por el contexto, y de todas formas al final del libro hay dos apéndices muy interesantes: el primero sobre las runas (cada capítulo está encabezado por una runa distinta, de la que se ofrece el significado en el apéndice), y el segundo, un glosario muy útil, en el que podréis resolver cualquier duda al respecto. En fin, si no tienes idea de mitología nórdica, no te preocupes porque vas a disfrutar igualmente de la novela y no tendrás problema para seguir la narración, pero si además es un tema que te interesa la disfrutarás aún más.
En ese aspecto se nota que la autora se ha documentado mucho y seriamente, pero no sólo en la vertiente mitológica. También en la trama que transcurre en Sørfjord, el pueblo que dirige Harek, se ha esmerado por reproducir lo más fielmente posible la forma de vida cotidiana de los vikingos, según los testimonios documentales y arqueológicos con los que actualmente se cuenta. Por supuesto, igual que sucede con los dioses, ese trasfondo documental está supeditado a la acción y al retrato de los personajes, cada uno con su propia personalidad y evolución. Pero aun así se agradece que se haya tomado tantas molestias en reflejar el modo de vida de la época en la que transcurre la acción, sin concesiones a tópicos, por más implantados que estén. Incluso en el lenguaje respeta en la medida de lo posible las denominaciones originales, aunque no os inquietéis: se entienden bien por el contexto, y de todas formas al final del libro hay dos apéndices muy interesantes: el primero sobre las runas (cada capítulo está encabezado por una runa distinta, de la que se ofrece el significado en el apéndice), y el segundo, un glosario muy útil, en el que podréis resolver cualquier duda al respecto. En fin, si no tienes idea de mitología nórdica, no te preocupes porque vas a disfrutar igualmente de la novela y no tendrás problema para seguir la narración, pero si además es un tema que te interesa la disfrutarás aún más.
Como
siempre, destacan el depurado estilo de la autora, su facilidad para
escribir diálogos ágiles y muy naturales, el cuidado sutil con que
trata la caracterización y evolución de sus personajes y las
descripciones de su entorno trabajadas pero precisas, sin demorarse
en detalles inútiles. Las dos tramas avanzan de manera paralela
hasta unirse en un determinado punto; posiblemente la trama de Asgard
da la impresión, al menos al principio, de tener más acción,
mientras que la que transcurre en Sørfjord es más pausada, aunque a
cambio se profundiza más en las relaciones y las motivaciones de los
protagonistas humanos y, para compensar, antes de que ambas tramas se
fusionen asistimos al desarrollo de una batalla muy impactante.
Finalmente, todo encaja y se llega a un final que es autoconclusivo y
consecuente, pero lo suficientemente abierto como para que, si la
autora quisiera, pudiera escribir otra novela sobre el tema. Ya ha
manifestado que en principio esto no es otra saga como la de Ridia,
sino que es una novela única, y como tal se lee y se disfruta
plenamente, pero yo ahí lo dejo por si acaso :P. Todo sea por leer
más novelas chachis sobre vikingos buenorros y dioses molones :P.
En
fin, como os podéis imaginar a estas alturas después de la chapa
que os he soltado XD, he disfrutado leyendo esta novela y la
recomiendo, por supuesto :). Si queréis más información, podéis
consultar la página de la autora:
Hijos del dios tuerto.
Y si os decidís a leerla, está disponible en Amazon, tanto en
formato digital como físico, en ambos casos a precios muy
asequibles, sobre todo teniendo en cuenta lo cuidada que está la
edición. Espero que la disfrutéis tanto como yo o más :).