viernes, 5 de noviembre de 2021

MURDER FALCON

 

Anoche terminé de leer Murder Falcon. Por si no lo sabéis, es un cómic escrito y dibujado por Daniel Warren Johnson y coloreado por Mike Spicer, y me atrevo a decir que es una obra maestra. La trama es muy sencilla en apariencia, y para quien no esté acostumbrado a leer cómics ni sea aficionado al heavy metal, puede parecer casi ridícula: Jake, un guitarrista temporalmente retirado, se ve de repente empujado a luchar contra monstruos llegados de otra dimensión que intentan invadir nuestro mundo y absorber la energía vital de los seres humanos, enfrentándose a ellos con el poder de la música y el apoyo de Murder Falcon, Murf para los amigos, un gigantesco halcón antropomórfico más heavy que el viento. Para ello reúne a su antiguo grupo, del que se había apartado por motivos que iremos conociendo poco a poco y que le habían llevado a aislarse en general de su vida anterior.

 

Partiendo de una premisa tan bizarra y tan delimitada, Daniel Warren Johnson desarrolla una historia de dolor, amor y redención profundamente emocionante que reivindica la música, especialmente el heavy metal, como vehículo de trascendencia y superación. Como dice el autor en una breve introducción: “Perdona mi franqueza pero la vida puede ser una mierda a veces, o constantemente, y somos incapaces de pararlo. Incapaces, sí. Pero no hemos de quedarnos callados. […] Toco la guitarra desde que tenía once años. Es parte de mí. Y siempre que siento aproximarse una tormenta, toco la guitarra horas y horas. Atravesé una tormenta mientras dibujaba EXTREMITY. Mucho dolor y muchas noches interminables. Me hizo querer abandonar, dejar de intentarlo. […] Pero mi guitarra siempre estuvo ahí. La música siempre estuvo ahí. No arregló nunca nada, pero hizo que las cosas fueran un poco mejores. Como si aún hubiera esperanza por algo, en alguna parte. Por eso me encanta el estilo de música Metal. Es descarado, es absurdo, y no tiene miedo alguno a gritarle a la nada, incluso en mitad del sufrimiento. Alegría en un mar de oscuridad. ¿Y qué mejor manera de mostrar el dedo corazón a nuestras tragedias que lanzarse a un solo de guitarra?”.

 


Me siento muy identificada con sus palabras. Desde mi adolescencia, la música me ha ayudado a superar los malos momentos. Aunque no solucionara nada por sí misma, me ayudaba a evadirme de esos malos momentos, a evitar la negatividad y me levantaba el ánimo, y así conseguía superar los malos tragos y seguir adelante. Desde los 14 años, cuando empecé a escuchar heavy metal, la música ha sido mi compañera constante. Igual que la lectura, las películas y series y las narraciones de ficción en general que me permitían evadirme y al mismo tiempo me proporcionaban enseñanzas que a la larga me han calado y me han aportado más que la educación reglada y han contribuido decisivamente a convertirme en la persona que soy hoy en día. Todo va unido, y por eso no es raro que muchas veces las personas que escuchan con verdadera devoción determinado tipo de música también sean devotas de otras manifestaciones artísticas, no siempre canónicas, muchas veces enraizadas en una cultura pop poco apreciada y hasta hace no mucho relegada al rincón del “frikismo”. Ni todos los heavies son frikis, ni todos los que son frikis escuchan heavy metal, pero ambas circunstancias coinciden muy a menudo y no creo que sea por casualidad. Son aficiones que, cuando no se adquieren de manera impostada, por seguir la moda, se viven con fervor sincero y nunca te abandonan. Lejos del concepto del arte como algo elitista hay todo un mundo de manifestaciones artísticas populares que a veces pueden resultar horteras o ridículas a ojos de los que no las aprecian ni las sienten, pero son genuinas, e incluso cuando se han mercantilizado porque el capitalismo ha descubierto su rentabilidad, mantienen, aunque sea en el fondo, la esencia que hizo que tantas personas las atesoraran como fuente que eran de las pocas satisfacciones que tenían en sus vidas. Por eso Murder Falcon consigue la cuadratura del círculo, presentándonos una historia universal en un formato tan particular. Cualquiera puede apreciarla, pero si además eres fan del heavy metal, te llegará hondo al corazón. Aparte del final, muy emotivo de por sí, hay momentos de homenaje a figuras clave del heavy metal y el rock duro que me han hecho saltar las lágrimas, literalmente. Además, mis anteriores lecturas han sido precisamente las autobiografías de Lemmy Kilmister y Rob Halford, dos estrellas fundacionales del metal de los que se puede decir con propiedad que la música les salvó la vida (en serio, leedlas, es impresionante el espíritu de superación de ambos), así que estaba especialmente receptiva, y ambos, de maneras bastante curiosas pero patentes, aparecen en Murder Falcon. Igual que otros dos músicos muy relevantes, especialmente el último, que no nombraré por no hacer spoiler, pero cuyas apariciones son las que más me han emocionado. Joder, es que mientras recuerdo esos momentos al escribir se me pone un nudo en la garganta, os lo juro.

 


Pero, ojo, no son los protagonistas. Los verdaderos protagonistas: Jake, Murf, sus compañeros de grupo y otros personajes más secundarios pero muy relevantes también son verdaderamente cautivadores, les tomas cariño y te identificas con ellos y con su dolor y su valor. Unidos a una narración y unas ilustraciones épicas a más no poder, crean una historia que recomiendo mucho, no sólo para los que amáis el heavy metal como yo, sino para cualquiera que quiera disfrutar de una buena historia. Yo la releeré más de una vez y más de dos, seguro.

domingo, 13 de junio de 2021

Soy una supervillana

Soy una supervillana. No tengo el superpoder de pintarme bien las uñas, pero soy una supervillana. No porque sea especialmente malvada (para eso también hay que valer), sino porque me he dado cuenta de que mi combinación favorita de colores, tanto para vestir como para pintarme las uñas, es verde+morado. En invierno utilizo más el morado porque me parece un color muy propio para la época fría y oscura del año, y para combinarlo con negro y destacar la blancura de la piel, y en verano uso más el verde porque me gustan los colores claritos para esta época del año en la que además me pongo más morena y me mola el contraste, aunque procuro no usar tonos que me parecen chonis, como el blanco o el amarillo.

La manicura no es lo mío, lo sé

El caso es que verde y morado suelen ser los colores de los uniformes de los supervillanos y los malvados de fantasía en general, junto con el negro. El Joker, Loki, Thanos, Poison Ivy, Ursula de "La sirenita", Magneto, Don Cristal... Yo creo que al principio se empezaron a usar esos colores para que contrastaran y se distinguieran de los colores clásicos de los uniformes de superhéroes, rojo y azul, sobre todo, pero también blanco y dorado. Pero la costumbre ha hecho que el morado y el verde, junto con el negro, que ya era un color tradicionalmente asignado a los malvados, se hayan acabado asociando en el inconsciente colectivo con los supervillanos. Hay muchas excepciones, por supuesto, pero en general creo que esa es la regla. Y coincide con mis dos colores favoritos para vestir y pintarme las uñas y las sombras de ojos. En realidad mi preferido es el morado, pero el verde también me gusta y juntos combinan de fábula. Así que voy por la vida como una especie de hobbit que se cree un poco bruja aunque en realidad sea más inofensiva que la fórmula de la mayonesa. (Hablando de eso, ya me he pedido para el próximo Halloween ir vestida de Agatha Harkness, que lo sepáis. Es que para mí es perfecta).
 
¿Veis? También va de morado y verde
 
También podría hablar de otros significados y simbolismos que se asocian con esos colores, como el feminismo con el morado o el ecologismo para el verde, valores con los que por otra parte estoy de acuerdo, pero ya se está haciendo esto demasiado largo y se lo dejo a alguien que tenga más idea de estos temas. De hecho, esto iba a ser una entrada para Instagram y me ha salido tan extensa que por eso he preferido incluirla en este pobre blog, y ya de paso lo actualizo, que lo tengo muy abandonado. Ay, qué tiempos aquellos en los que tenía ídem suficiente para escribir una buena parrafada casi a diario. Eso fue en otra vida. 
 
En cualquier caso, pintaos las uñas, da igual que seáis hombre, mujer, no binarie o perro salchicha. Quedan muy bonitas y pintarlas potencia la higiene porque para acicalarlas primero  hay que lavarse bien las manos y cuidarlas en general. Y pintaos los ojos, también. Mirad al cantante de Måneskin qué guapísimo va y cómo andamos muchas europeas (y muchos europeos) loquitas por él; aunque sea sólo para alegrarnos la vista, pero eso también se agradece. Ea, os dejo un regalito musical, disfrutadlo.
 

 

martes, 18 de mayo de 2021

Nómadas

Según Google, el disco "Nómadas" de Franco Battiato, un recopilatorio sus canciones más conocidas hasta la fecha en versión española, se editó en 1987. Debió de ser poco después cuando mi madre lo compró en el Círculo de Lectores, al que entonces estábamos apuntados. Yo entonces tenía 15 años, ya era una adolescente que escuchaba heavy, pero (por suerte) seguía amando la música italiana de los 60 y 70 que escuchaba desde que nací gracias a que mis padres son gente con criterio. Así que seguía (y sigo) apreciando la música melódica de calidad, compuesta con mimo y buen gusto. Y si alguien destacaba en componer ese tipo de música era Franco Battiato. De modo que disfrutamos durante mucho tiempo ese disco. No sé cuántas veces lo habré escuchado, las suficientes como para saberme las canciones de memoria. El único inconveniente es que ahora me cuesta escuchar las canciones de ese recopilatorio en italiano, y mira que me parece el idioma más bello del mundo. Es una de mis asignaturas pendientes, aprender a hablar en italiano. De todas formas, la adaptación al español estaba bastante bien hecha, si no recuerdo mal el mismo Battiato dijo en una ocasión que le gustaba más cómo habían quedado algunas de esas canciones en español. Aunque también puede que lo dijera por cortesía, porque era un hombre educado y maravilloso que rebosaba bonhomía. En cualquier caso, lo he seguido escuchando en español y en italiano, porque además tiene una discografía extensísima de la que no conozco aún ni la mitad.

Creo que gracias a él es por lo que me gustan las narices grandes

Hoy nos hemos despertado con la tristísima noticia de su muerte. Todo lo que diga para expresar lo que me ha dolido será insuficiente e innecesario. Ni siquiera debería estar escribiendo esta entrada, la verdad. Aparte de que muchos van a expresar mil veces mejor que yo la magnitud de su pérdida, no es el primer obituario que escribo en este blog, lo que no me hace ni puta gracia. Pero, por otra parte, quiero recordarlo. No con tristeza, sino con alegría y mucho amor, porque es lo que se merece: creo que pocos han escrito tan bien como él sobre el amor. El amor no sólo a la pareja, sino a a todo lo bueno que hay en este mundo, a las cosas pequeñas y bonitas que nos ayudan a sobrellevar los días, a la vida, en resumen. No conozco nada de su vida personal, no sé si estaba casado, emparejado o qué, pero espero y confío en que haya sido muy amado, porque lo merecía. Seres tan sabios y sensibles que escriben y componen canciones tan hermosas y que nos hacen tanto bien se merecen el respeto y el cariño de toda la humanidad. Espero que todo ese cariño y ese respeto los reciba con creces en su próxima reencarnación.