viernes, 30 de agosto de 2013

Mater amantisima

Aquí estoy de nuevo. Ya avisé que podía ponerme un poco monotemática, dadas mis circunstancias personales... Si no os apetece, no lo leáis, que lo entenderé perfectamente. Pero cuando estás inmerso en algo que marca tanto tu vida, no puedes evitar darle vueltas.

Voy al grano, que será mejor: hace no mucho Carlos y yo vimos un documental en la 2 en el que precisamente se entrevistaba a varias familias sobre su experiencia como padres. No estaba mal y, como interesados en el asunto por razones obvias, nos pareció interesante, pero para empezar tenía un sesgo bastante marcado que a mi parecer no reflejaba lo que es la realidad de la mayoría de las familias españolas: salvo tres casos (una pareja de inmigrantes rumanos, una mujer que llevaba tiempo divorciada y otra que directamente había tenido a su hijo estando soltera), el resto eran familias bastante pijitas que lo pintaban todo de color de rosa: que si era la experiencia más importante de sus vidas, que era alucinante, que no lo cambiarían por nada, que sus hijos eran lo más maravilloso del mundo mundial.... No digo que mintieran, pero cuando dos de esas parejas admitieron que contaban con la inestimable ayuda de señoras que llevaban toda la vida ocupándose de las tareas del hogar y de cuidar a sus hijos mientras ellos trabajaban en ocupaciones liberales y bien remuneradas, te cuadraba todo más. Precisamente las únicas que admitían que a veces la maternidad les había resultado muy dura eran las dos mujeres que no tenían pareja (una de ellas era funcionaria y la otra también tenía un empleo  normal, no recuerdo cuál) y los rumanos directamente exponían su situación, sin quejarse pero sin edulcorarla: su objetivo era trabajar para ganar todo el dinero posible que les permitiera volver a su país o al menos vivir en éste en unas condiciones dignas y mientras se ocupaban de sus hijos lo mejor que podían.

Pero la intervención que más me llamó la atención fue la de una mujer que se podía incluir más en el bando “pijo”: si no recuerdo mal, se llama Inés París y es guionista y directora de cine. No conozco su trabajo, así que no sé si es mejor o peor ni tampoco viene al caso. Su situación era un poco diferente de la de las otras familias “pijas”: se había separado del padre de su hija y la había criado ella sola. Pero lo que más me impactó fue su actitud: reconocía que su maternidad no había sido algo planeado, que le había perjudicado laboralmente porque le pilló en un momento en que podía haberse lanzado a trabajos más ambiciosos de dirección y en cambio le hizo acomodarse a la escritura de guiones porque le ocupaba menos tiempo y era más fácil y compatible para ella con la crianza de su hija, y que en muchas ocasiones dicha crianza le había consumido un tiempo que habría preferido dedicar a otras cosas. Quería mucho a su hija, por supuesto, pero se desmarcaba del discurso imperante en el resto de familias: “entrega absoluta, amor absoluto, los hijos son lo mejor que te puede pasar”, etc. Admitía que cuando el médico le dijo que podía darle un biberón de vez en cuando a su hija (que entonces contaba con tres meses de edad), le enchufó un primer biberón, y un segundo, y un tercero, y el resto, porque tener que estar pendiente de darle el pecho le parecía algo que le restaba mucha autonomía. La verdad, dicha afirmación me pareció irresponsable en aquel momento, pero pensándolo luego, aunque yo no haría lo mismo que ella, agradecí su falta de hipocresía, y creo que puedo llegar a entenderla. Si yo, que he tenido a mi hijo por propia voluntad, siendo perfectamente consciente de la responsabilidad que adquiero con ello, dispuesta a aceptarla, y sin tener que renunciar a un trabajo por ello, porque en el momento en que me quedé embarazada estaba en paro y de todas formas mis perspectivas laborales, incluso sin hijos, ya son bastante penosas, así que tampoco me estoy perdiendo nada muy relevante, y además he tenido la suerte de que mi hijo en general es bastante bueno y me da la guerra justa que tiene que dar cualquier bebé, y de que su padre colabora en su crianza todo lo que puede, y hace mucho a pesar de que tiene que ausentarse de casa más de la mitad del día por la típica jornada laboral partida; aun con todo eso, digo, hay días que me encantaría que Eric tuviera un botón de on/off para poder apagarlo un ratito... Entonces, puedo comprender que haya muchas mujeres para las que la maternidad no sea lo mejor que les pueda pasar en la vida, sobre todo si no les ha llegado de forma voluntaria. En fin, que me estoy metiendo de abogada del diablo, porque personalmente no me puedo quejar, pero sé que hay muchas mujeres que no tienen la misma suerte que yo.

Precisamente lo que contaba esta mujer en el documental me hizo recordar cierto mensaje que hace tiempo circulaba, primero como cadena de correo y más tarde como otro mensajito más de Facebook. Me imagino que muchos de vosotros, al menos de los que tenéis cuenta en Facebook, habréis acabado hartos de ver fotos de niñas con síndrome de Down con un mensaje al pie que reza “dale al like si piensas que es bella”, o de niños con cáncer o alguna malformación grave y otro mensajito similar del tipo “dale al like si piensas que es un campeón”, etc. Chantaje emocional puro y duro que no le hace ningún favor a esos niños y a ti te deja con mal cuerpo y ganas de fostiar al listillo que se las da de guay a costa de explotar la sensiblería del personal creando esos mensajes, haciéndote quedar como un desalmado si no le das al “me gusta”. Ésta es la versión extrema, pero ya digo que hace tiempo circulaban en cadenas de correo, y luego tuvieron una segunda vida en el Facebook, otros mensajes más sutiles pero que pueden ser también bastante perniciosos. El que recordé en concreto a raíz de este programa sobre la experiencia de tener familia era uno en el que se ensalzaba el papel de la madre: la que siempre te da su amor incondicional, la que lo da todo sin esperar nada a cambio, la que responde a las ofensas con una sonrisa, y un sinfín de cualidades más a medio camino entre la superheroína con poderes paranormales que le permitían hacer absolutamente cualquier cosa de forma perfecta y el equivalente a la madre Teresa de Calcuta con un chute de endorfinas por añadidura. Vamos, una santa de toda la vida. Por supuesto, el mensaje culminaba con la sugerencia de que lo compartieras si querías a tu madre.

Pues mira, quiero muchísimo a mi madre, efectivamente, pero no me da la gana de compartir ese mensaje. Primero, porque ya digo que me jode mucho ese tipo de chantaje. Y segundo, porque en el fondo, con la excusa de alabar las infinitas cualidades que por lo visto brotan de la nada cuando eres madre y te revisten de esos superpoderes, lo que venía a decir era que ser madre significa que tienes que entregarte a una vida de abnegación absoluta, que tus hijos no sólo son lo más importante sino prácticamente lo único en tu vida y que debes entregarte a esa tarea sin la más mínima duda o protesta y realizarla a la perfección, porque si no eres una mala madre. Vamos, que al final el mensaje desprendía un tufazo rancio, el que emana de una idea que todavía persiste con más fuerza de lo que nos creemos, y es que con las mujeres no puede haber medias tintas: o somos santas o somos putas. Y por ahí no paso. Adoro a mi hijo, sí, es lo más importante que me haya ocurrido nunca, de acuerdo, y daría mi vida por él si es necesario, pero no es lo único, ni mucho menos. Hay vida más allá de él, y aunque él sea mi prioridad (así estoy de monotemática :P), no quiero quedarme reducida para siempre a ser madre de. Que lo soy, y a mucha honra, pero antes de nada, soy persona. Como todas las mujeres, seamos madres o no.

10 comentarios:

  1. ¡Ole, ole y ole!

    Se nota mucho este rollo paternalista en la sociedad cuando se habla de maternidad: la mujer sólo es madre, el resto, como persona, desaparece. Y resulta aún más difícil explicarlo que no quieres serlo "¿Y cómo no vas a serlo?, ¿pero cómo no vas a tener hijos?, ¿y a quién le vas a dejar tus cosas?" A la beneficiencia, señores. Y ya si este plano lo extrapolamos a los padres... puffff "quiero ser abuela, yo quiero un nieto". Ya, pero yo no quiero hijos y si tú los tienes (tus padres) es porque o quisistes o no te quedó más cojones.

    Y lo de las familias pichis... amor incondicional, abnegación, dedicación absoluta,... pero las cacas, los vómitos, las noches malas, los 40º de fiebre, los dientes y demás zarandajas que las pase la "nany", que para eso la hemos contratado. Olé...

    Buena visión Sonia: he visto reflejadas muchas situaciones vividas en lo que has escrito.

    Saludos

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    1. Uy, si hablamos ya de las mujeres que no quieren tener hijos, ya flipamos... ¡Herejía! ¡Blasfemia! XD En fin, paciencia. Cada vez hay más personas que tienen claro que no quieren tener hijos, la sociedad tendrá que ir acostumbrándose a la idea de que tener hijos o no se trata de una opción completamente personal. Me alegro de que te haya parecido buena la entrada :).

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  2. Después de diez meses y medio de paternidad creo que no hemos cumplido ni uno solo de los propósitos tan abstractos que nos habíamos hecho con respecto a la educación de Mireia cuando íbamos a los cursos de premamá y leíamos libros de crianza. La idealización de la paternidad es una cosa; la realidad, otra. Y la realidad es que se trata de una tarea muy dura. Es muy bonito, por supuesto. Ver crecer y aprender a pensar por sí mismo a alguien que ha salido de ti es un subidón, pues claro que sí. Te cambia la vida, evidentemente. Cuando llevas unos cuantos meses sin dormir más de una hora seguida te dan ganas de batearle la cabeza a la primera gilipollas políticamente correcta que te pinte la experiencia de color de rosa, pues también.

    Pero bueno, igual es que nosotros no somos como los demás padres. El hecho de decir y pensar cosas como las que relatas nos suele valer comentarios del palo "no tienes el gen de madre" o "pero qué burro eres".

    En fin, es la eterna lucha. Como lo de que solo la madre puede sentir un vínculo por el bebé. El discurso no es solo el de santa o puta, sino el de que el padre no pinta absolutamente nada, ni tiene por qué hacerlo (y aquí la cosa varía según el grado de machismo o hembrismo de quien ofrece su punto de vista). Me encantaría ver un documental con testimonios de padres varones que están criando a los hijos por motivos diversos. Tal vez le cambiaría los esquemas a más de una.

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    1. ¿Que el padre no pinta nada? ¿Quién dice esa gilipollez? Que me lo digan a mí, que no sé qué haría sin Carlos. No sólo es un padrazo que adora a su hijo y es capaz de cuidarlo tan bien como yo (a veces mejor, se da más maña que yo para dormir a Eric); es que además Eric, por supuesto, sabe perfectamente lo que su padre le quiere y le corresponde, menudas sonrisas le echa el pillo para llamar su atención y lo a gusto que está con él... Si eso no es un vínculo con el bebé, que venga el doctor Spock y lo vea. Lo que pasa es que por circunstancias de la vida nos ha tocado vivir los roles tradicionales: papá va a trabajar (y no sabes lo que le duele por las mañanas separarse de su hijo, o bueno, tú sí lo sabes :P) y mamá, como no tiene trabajo, cuida del niño la mayor parte del día.

      Hablando de eso y de padres que crían a sus hijos, recuerdo un profesor que tuve en un curso que por lo demás era bastante estúpido, pero sin embargo se reveló como un padre muy responsable e igualitario: cuando él y su mujer tuvieron un hijo, y al poco tiempo el niño desarrolló una alergia muy fuerte que imposibilitaba que le pudieran dejar en una guardería, llegaron a la conclusión de que era más fácil para él dejar su trabajo que para ella: él ya había llegado por así decirlo a la cúspide de su carrera profesional y sabía que cuando volviera a buscar trabajo no le costaría tanto encontrarlo, mientras que su mujer todavía estaba desarrollándose profesionalmente y si dejaba de trabajar por cuidar a su hijo, a saber cuándo iba a volver a conseguir otro empleo. Así que él se quedó en casa cuidando de su hijo hasta que el niño mejoró de su enfermedad, cuando tenía dos años más o menos. Ojalá cundiera el ejemplo.

      No sois padres raros, lo que pasa es que no os dejáis llevar por los prejuicios ;). Que sepas que te tengo como mi sensei y sigo tus estados del Facebook con mucho interés :D. Y que echo de menos que actualices tu blog, pero lo entiendo perfectamente porque yo lo hago más o menos al mismo ritmo por los mismos motivos XD.

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  3. ¿Que quién dice la gilipollez del no-vínculo con el padre? ¡Todo el mundo! ¡Gente más joven que nosotros! Yo soy mala madre porque no tengo gen de madre y Juanma no pinta nada, así que pobre nuestra hija, la verdad...:D
    Nymeria, te acabas de convertir en mi ídolo. He dicho ;)

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    1. ¿De verdad? Alucino O_o. Entonces, ¿quién está criando a vuestra hija, el fantasma de Carmen Maura, como en "Volver"?

      Me acabas de poner colorada, que lo sepas ^^u. Muchas gracias, aunque ya ves, no cuento nada que no puedas contar tú :).

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  4. Solo puedo decir una cosa:

    Ole your potorrow! Yo ando ya hasta la pirula también de tanto mensajito de tufito moralista y con chantaje emocional. Como si por compartir cosas uno fuese ya mejor persona o realmente se ayudase a alguien. Que parecemos tontos del culo, coño!

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    1. Gracias, Javi XD. A mí es que es una cosa que me pone negra... En fin, supongo que se acabará pasando la moda, de momento paso de hacerles caso.

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  5. Como siempre muy fan de tus parrafadas! :D

    Me ha encantado lo de no perder la identidad y la realidad de ser padres. Te queremos mucho vecina! ;)

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    1. ¡Gracias, guapísima! Nosotros también os queremos ^^. Oye, aunque no sea de color de rosa, no os desaniméis si queréis ser papis en el futuro, ¿eh? XD A pesar de todo compensa ;). Si es lo que quieres hacer, claro :P.

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