sábado, 8 de octubre de 2022

Babel

Llevo prácticamente toda mi vida peleándome con el inglés. Metodologías de enseñanza reguleras, falta de tiempo, ganas y medios para ponerme a estudiarlo en serio… El resultado es que soy la típica española media que, como decía Gomaespuma, se define por llevar toda la vida intentando aprender a hablar inglés sin conseguirlo. Ha habido temporadas que lo llegué a odiar. Pero como buena parte de la literatura, música y cine que consumo están producidas en su origen en inglés, al final he ido pillando de aquí y de allá y ahora puedo entenderlo sin demasiada dificultad a la hora de leerlo y de oído voy pillando cosas, aunque no lo suficiente como para poder entenderlo todo y mantener una conversación fluida.

Quién te iba a decir que se iba a hacer famoso un grupo de rock mongol que canta en mongol

En fin, mis batallitas con el inglés son las de la mayoría de españoles mayores de treinta y tantos años. Pero hay algo que me molesta de este asunto: la hegemonía del dichoso inglés, por motivos que no voy a explicar porque son de sobra conocidos. Independientemente de que la enseñanza de idiomas en este país siempre haya sido bastante deficiente, antes por lo menos se escuchaba y se leía en una variedad mayor de idiomas. Mi caso tal vez sea especial porque mis padres, al vivir en Suiza durante unos años, tuvieron más acceso a todo tipo de música, principalmente en francés e italiano, y cuando volvimos a España se trajeron un buen cargamento de cintas grabadas que me crié escuchando. Pero aquí también se escuchaba mucha de esa música, al menos hasta los años 80. Creo que en los 80 fue justo cuando se impuso esa hegemonía del inglés, fastidiando de paso a todos los que en el colegio habían estudiado francés porque era la lengua diplomática y de prestigio hasta entonces.

Así que, mientras el cine italiano se iba a la mierda y el francés, quitando la puñetera comedia francesa del año, también perdía cuota de mercado y los blockbusters americanos dominaban la cartelera, el pop rock en inglés se hizo el amo y señor de las listas de éxitos y, quitando algunos éxitos ocasionales, el francés y el italiano prácticamente desaparecieron del mapa musical de nuestro país. Ya de otras lenguas ni hablemos. Ni siquiera en un certamen como Eurovisión, en el que por lógica sería normal escuchar canciones en distintos idiomas, se han librado de la hegemonía del inglés, en el que se cantan más de la mitad de las canciones desde hace años.

A mucha gente le dará igual; aunque sea algo que no consigo entender del todo porque para mí escuchar música a diario es tan necesario como respirar, para empezar a bastantes personas la música no les entusiasma especialmente y pueden pasar mucho tiempo sin escucharla, y cuando lo hacen es lo que suena en la radiofórmula o en los sitios de marcha que están de moda y poco más, así que tampoco prestan mucha atención y les da exactamente igual si se canta en inglés o en español o en otra lengua. Total, en español muchas veces tampoco se entiende, sobre todo desde que se pusieron de moda el reguetón y el trap. 

 

Menos mal que ellos decidieron cantar en italiano. L'italiano è la lingua più bella del mondo

Pero yo sí noto esa falta de variedad, y la echo de menos. No sólo porque esté acostumbrada a la música en francés e italiano, sino porque me gusta apreciar la belleza propia de cada lengua y las diferencias entre otros idiomas y el nuestro. Deformación de haber estudiado Filología, supongo. El caso es que, si buscas, claro que encuentras. Pero ya tienes que hacer una búsqueda activa, y para eso debes conocer algo de base para saber qué quieres buscar y dónde. Si no fuera porque crecí escuchando música en otros idiomas, lo mismo ni se me ocurriría buscarla ahora, y aunque me la encontrara puede que no me gustara por la falta de costumbre. Pero hay música digna de ser apreciada en todos los idiomas. Y, por suerte, muchos artistas que siguen cantando en sus idiomas maternos porque o no saben hablar inglés o no les da la gana y porque sienten que transmiten mejor sus ideas y sentimientos en su propia lengua y que sus seguidores los aprecian mejor cuando les hablan en su idioma. Pero incluso aunque no seas hablante de ese idioma muchas veces te satisface más escuchar a esos artistas en su lengua natal porque sientes más auténtica su música. Caray, si el alemán me suena menos áspero desde que me aficioné a Rammstein, y de ver series de anime el japonés ya no me suena raro.

Ich liebe dich


Pues eso. Que quiero reivindicar que se escuche más música en otros idiomas. La variedad lingüística siempre será una riqueza para cualquiera, y aunque no los entendamos los podemos disfrutar porque lo mejor de la música es que no hace falta entenderla a un nivel racional para disfrutarla. Y quién sabe, lo mismo os gusta tanto lo que escucháis que os entran ganas de aprender ese idioma que os suena tan bien, y eso nunca está de más. Escuchad a quien queráis, pero si podéis no os quedéis en lo más oído de las listas de éxitos de Spotify o Youtube.