jueves, 1 de septiembre de 2016

Netflix

Hoy la entrada va de algo a lo que le tenía muchas ganas desde hace tiempo y que, gracias a la inestimable colaboración de una pingüina adorable (al estilo Günter, eso sí :P), ya podemos disfrutar el escocés consorte y yo: Netflix. Dentro de poco lo disfrutará también el minikingo 1 y nosotros lo disfrutaremos un poco menos XD, pero por ahora lo estamos aprovechando todo lo que podemos, y os comentaré las series que hemos visto o estamos en proceso por ahora, para que os hagáis una idea por si estáis pensando abonaros.

Para empezar, tened en cuenta una cosa: en España Netflix no tiene la misma oferta que en Estados Unidos porque varias de las series que ofrece allí aquí ya están adquiridas por otras plataformas digitales. Es decir, no es la panacea, no lo tiene absolutamente TODO, así que si eres de esos que viven para fagocitar series noche y día, se te queda corto. Pero si, como nosotros, tienes vida más allá de la pantalla de tu ordenador, trabajas, crías hijos y esas cosas que ocupan un poquito de tiempo, creo que la oferta es bastante estimable, y seguramente se irá ampliando. Además está muy bien de precio y no te intenta meter morralla a saco como otras plataformas (¿o debería decir OTRA plataforma -monopolioooooo, cof, cof-?). Y, lo que me parece más importante, su producción propia es de una gran calidad, al menos lo que hemos visto hasta ahora. De hecho, voy a empezar comentando lo que me ha parecido su producto estrella de este verano:



Cómo la he disfrutado ^_^. Ya os podéis imaginar que, definiéndome como "friki, heavy y ochentera" me tenía que gustar, sí o sí. De hecho, me pregunto qué les habrá parecido a los Millennials, por ejemplo, que no tienen esas referencias o las han vivido indirectamente; puede que ellos juzguen más objetivamente su calidad. Reconozco que a mí eso me cuesta, pero aun así creo que, como serie, es bastante buena, como mínimo entretenida, y que en cuanto a aprovechamiento de esos recursos ochenteros, es una obra maestra. Mucha gente la definía como "la nueva E.T.", o "los nuevos Goonies", y sí, sobre todo en el primer capítulo te recuerda mucho a ambos títulos y a otros similares de los 80. Pero a medida que transcurre la serie es más evidente que toda ella es un inmenso homenaje, sobre todo, a Stephen King y a su influencia en la cultura popular. El argumento, los personajes, las referencias, todo te remite a las mejores novelas de King, las de los años 70 y principios de los 80, y a las películas y series que en ellas se basaron: The Body (en España la titularon Cuenta conmigo, pero ése es el título original -y el del cuarto capítulo de esta serie, para qué se van a cortar-), Carrie, Ojos de fuego, La zona muerta, El misterio de Salem's Lot... Para los que hemos sido lectores asiduos de King en nuestra adolescencia, ha sido un continuo festival. (Luego ya no, que después de It y La danza de la muerte/Apocalipsis se empezó a repetir como las morcillas y no ha escrito nada digno de mención salvo alguna excepción como Misery y algunos de los volúmenes de La torre oscura en los últimos 30 años, pero eso ya es otra historia de lo que lo mismo hablo otro día).  En fin, en un momento dado hasta un personaje está leyendo Cujo y otro lo comenta con él, así que para qué vamos a decir más; está claro que los Duffer Brothers son fans irredentos del tío Esteban. Lo cual no quita para que haya más referencias a la cultura de la época, con guiños a Alien, Encuentros en la tercera fase, Tiburón, Halloween, Viernes 13... Y otras referencias más ignotas a Lovecraft, por ejemplo (bueno, en cuestión de terror, al final casi todo remite a Lovecraft, pero también eso es otra historia que tengo que comentar; por cierto, tengo pendiente de leer otro libro que me regaló mi buena amiga María, una antología de los herederos de Lovecraft que tiene muy buena pinta), a series del estilo de "Más allá del límite"... Y, por supuesto, el continuo y omnipresente homenaje a los juegos de rol, representado en la partida que los niños juegan de la versión clásica de Dragones y Mazmorras. En fin, un batiburrillo de toda esa cultura ochentera, muy bien asimilado y mezclado, de manera que, siendo reconocibles todas esas influencias, forman un todo muy homogéneo, coherente y fácilmente asimilable.

El argumento en sí, como os podéis figurar, no es el colmo de la originalidad. No lo contaré para no destripároslo a los que aún no habéis visto la serie, pero precisamente por todas esas referencias a la cultura popular de los 80, os sonarán bastante los personajes, las situaciones y su resolución. Pero el ritmo está muy bien administrado, la realización es muy correcta y en general tiene todos los ingredientes necesarios para mantenerte en vilo y desear ver el siguiente capítulo y después otro más aunque al día siguiente tengas que madrugar :P. Las actuaciones en general muy correctas y especialmente sobresalientes en el caso de los niños protagonistas (quiero adoptarlos, sobre todo a Dustin <3). La ambientación es impecable. La banda sonora está exquisitamente escogida; la música propia de la serie es muy buena y las canciones seleccionadas son más variadas de lo que uno cabría esperar y, aparte de ser grandes éxitos y temas de calidad de la época, ayudan a definir situaciones e identifican a los personajes. Es un ejercicio interesante comparar qué tipo de música suena según qué personaje sea el que aparece y cómo lo define (esto se ve muy claro, por ejemplo, en el personaje del hermano de Will, al que le gusta el postpunk británico y se siente marginado respecto a los chicos de su edad, y en el del chulito de la clase, Steve, al que le identifica el hit de un guaperas del momento, Corey Hart).

La única pega que le pondría es que hay algún agujero de guión bastante gordo. Lo comento en párrafo aparte y tachado para que los que no hayáis visto aún la serie no os traguéis espoilerazos:

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Aparte de lo fácil que es acceder a los cuarteles de la agencia gubernamental de la que se escapa Once/Eleven, la actuación de los malos respecto a la población civil se podría decir que es "aleatoria". Tan pronto se cargan al dueño del bar simplemente porque ha dado de comer a Once, como dejan escapar al sheriff (con lo fácil que habría sido cargárselo atribuyendo su muerte a una sobredosis de lo que fuera), luego a él le ponen micrófono pero en la casa de la madre de Will no, les dejan ir por ahí investigando libremente sin seguirlos, les dejan entrar en la dimensión paralela del Demogorgon, los críos también se les escapan con una facilidad sospechosa... En fin, todo eso me chirría bastante, pero supongo que no encontraron mejor forma de dejar que la trama pudiera avanzar. 

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Pero vamos, dejando eso aparte, por lo demás me ha encantado y os la recomiendo mucho. Lo único que me pregunto es, ya que parece que van a hacer una segunda temporada (el final desde luego lo dejan muy abierto a esa posibilidad), cómo harán para mantener el interés del espectador, porque el gancho que era el misterio de los primeros capítulos ya no es novedoso. Espero que no nos defrauden y sepan innovar.



Esto sí que es una stranger thing: el misterioso parecido entre David Harbour y Lluís Homar





El otro estreno estrella de la temporada veraniega de Netflix. Aparentemente es un producto destinado a un público muy concreto, los aficionados al hip hop, pero os aseguro que cualquiera lo puede disfrutar aunque no sea tu estilo favorito. Es un producto de Baz Lurhmann, y se nota. Si no os suena el nombre, os daré una pista: es el director de Moulin Rouge y el Romeo y Julieta de Leo Di Caprio. ¿A que ahora sí lo ubicáis? Probablemente esto puede echar para atrás a los que no les guste su estilo, que ciertamente es excesivo y arrollador. Pero, en serio, si, como me pasó a mí con Moulin Rouge, consigues superar los arrolladores cinco primeros minutos, que reconozco que me dieron vértigo, vas a pasártelo como un enano con este auténtico espectáculo audiovisual. Y conste que no me suelen gustar los musicales. Pero es que esta serie tampoco es un musical; la música, aunque muy presente, está muy bien dosificada y su presencia está más que justificada, aparte de que es música de calidad comprobada: grandes éxitos del  funky, la música disco y los primeros hits del hip hop de la época. Todo esto combinado, curiosamente, con una historia cuyos protagonistas parecen muy poco glamourosos: negros y puertorriqueños del Bronx de los 70, un barrio que en aquella época tenía más en común con los barrios de ciudades como Bombay o Kinsasa que con los suburbios acomodados de la misma ciudad de Nueva York. La lucha diaria de los protagonistas por sobrevivir  y el conflicto que les supone decidir entre quedarse en su barrio y luchar por él o escapar de él para poder cumplir sus sueños es el núcleo de la historia, y en el proceso vemos cómo se gesta el nacimiento del género musical más influyente de los últimos treinta, ya casi cuarenta años. La historia en sí no es muy original, pero el ritmo, tanto musical como narrativo, te atrapa de tal forma que no puedes dejar de verla. Eso sí, tras el primer capítulo, que es prácticamente una película por sí solo, el ritmo decelera un poco, ya que Lurhmann, aunque sigue produciendo, deja el testigo de la dirección a otros, y se nota. No obstante, el interés no decae. De momento se ha estrenado la primera mitad de la temporada, seis capítulos en total, y habrá que esperar al año que viene para ver cómo concluye. Ansiosa espero. También os la recomiendo muy mucho.




Otro bombazo. Reconozco que en mi época de lectora de cómics de la Marvel Daredevil no era de mis personajes favoritos y no leí apenas nada suyo, así que empecé a verla por probar y el primer capítulo no me llamó mucho la atención. Pero a medida que avanza la serie, mejora a pasos agigantados, gracias a unos guiones muy currados, una trama que engancha y, sobre todo, unos personajes carismáticos muy bien interpretados. Igual que en el cómic, destacan especialmente Matt Murdock (interpretado por Charlie Cox, que ya prometía en Stardust y aquí cumple con creces) y Wilson Fisk AKA Kingpin (interpretado por Vincent D'Onofrio, síiiiii, el soldado Patoso de La chaqueta metálica y también el paleto cucarachizado de Men in Black, que parece haber nacido para este papel), pero todos los secundarios se lucen. Me encantan el compañero de bufete de Matt, Foggy, y la que por accidente acaba siendo su secretaria, Karen Page, interpretada por Deborah Ann Woll, que se lucía en un estupendo papel en la inefable True Blood y aquí está genial en un papel femenino luchador y valiente; los papeles femeninos en esta serie son bastante destacables: también me gustan mucho el de Claire, que interpreta Rosario Dawson (me cae genial esta mujer) y el de Vanessa Marianna, una galerista de arte que sospecho que esconde más de lo que parece... espero que no desperdicien este personaje, porque le veo un aire a lo Lady Macbeth muy prometedor. Otro secundario muy destacable es Wesley, la mano derecha de Fisk. También tiene un papel destacado Ben Urich, que a mí me sonaba más de Spiderman.

Lo que llama la atención, aparte de las espectaculares coreografías de las luchas de Daredevil contra los malos (qué hostias como panes, oigan. Lo mejor es que Daredevil recibe tanto como da, y eso le hace muy creíble como personaje), es el realismo tan salvaje de la historia. Básicamente, buena parte de Nueva York, y especialmente el barrio de la Cocina del Infierno, tras los acontecimientos de una de las películas de los Vengadores (si no entendí mal, que no estoy enterada de eso) ha quedado hecha trizas, y las grandes corporaciones ven una oportunidad de oro para hacerse con la reconstrucción de la ciudad y de paso forrarse aún más llevándose unas comisiones del copón, y realizando para ello una gentrificación descarada y brutal de los barrios más desfavorecidos. Para ello cuentan con los servicios de las mafias locales e internacionales, que por supuesto quieren sacar tajada, y en medio de todo esto está el misterioso Wilson Fisk. Daredevil, que quiere que su barrio deje de ser explotado y masacrado por esas mafias, se interpone en su camino... y ya no os puedo contar más, porque estoy a poco más de la mitad de la primera temporada, me he quedado en el capítulo 10 XD. Pero estoy enganchadísima y espero que podamos terminar pronto de ver las dos temporadas estrenadas hasta ahora. Seguro que luego engancharemos con Jessica Jones, ya puestos. Y con Luke Cage cuando la estrenen, que también tengo curiosidad, y eso que de ese personaje sólo sé que Nicolas Cage se puso su apellido artístico por él XD. La verdad es que Marvel se lo está montando muy bien en su alianza con Netflix.

En fin, ésta es por ahora mi experiencia con Netflix, bastante positiva. Aparte, también hemos visto otras cosas como Life is too short, una serie cómica del 2012 protagonizada por Warwick Davis (¡¡¡síiii, Willow!!!) absolutamente desternillante; desde entonces admiro aún más al pequeño actor y, sobre todo, ahora ya sé cómo se las gasta Ricky Gervais, del que sólo sabía que la había liado parda en unos Globos de Oro, y me declaro fan total suya. No os la perdáis, de verdad, es para partirte la caja de mala manera. También hay una sección interesante de documentales: estoy siguiendo Planeta Tierra, de la BBC y con David Attenborough como narrador... Por si eso os pareciera poco, encima cuenta con las imágenes más espectaculares que he visto en un documental hasta ahora. Sólo por ver los capítulos dedicados a las montañas y a las cuevas merece la pena, en serio. Y hay más cositas a las que ya les tengo echado el ojo...

Pues eso es todo por ahora. Espero que os haya parecido interesante y, si estáis pensando en apuntaros a Netflix, que os haya sido útil como guía. Por cierto, señores de Netflix, me gusta el jamón. Mucho. Y los bombones de chocolate belga, también.