Anoche, aprovechando que la habían repuesto en los cines a los que vamos normalmente, fuimos a ver Eva. Una película magnífica, con una historia bien desarrollada y resuelta, unos actores estupendos (destaco especialmente a Lluís Homar, merecería una entrada aparte su espléndida actuación) y unos efectos especiales logradísimos que dejan en evidencia a producciones estadounidenses mucho más promocionadas, y que no están por encima de la historia que se cuenta, sino a su servicio, como debe ser. Y es una película española, qué cosas. ¿Una película española de ciencia ficción y además bien hecha? Pues sí, es posible. Aparte de llevarse premios en otros festivales, también ganó en los Goya los de mejor actor secundario (Lluís Homar, ya digo, genial), mejor dirección novel y mejores efectos especiales, cómo no. Personalmente, a mí me ha gustado más que No habrá paz para los malvados, que se llevó los premios principales; la actuación de Coronado es inmensa y no discuto su Goya, pero la película en si es irregular, adolece de un comienzo demasiado lento, aunque luego reconozco que gana ritmo y el resultado global acaba siendo bastante aceptable.
Aun así, me alegré de que No habrá paz para los malvados fuera la triunfadora de los Goya. Tal vez sea señal de que algo está cambiando, y hasta los académicos del cine parece que se están dando cuenta. Ahora falta que lo hagan también los productores. El público parece que sí lo tiene más claro. No conozco los datos de Eva, pero la recaudación de No habrá paz para los malvados ha ido paralela a su éxito en los premios, y lo mismo pasó hace un par de años con otra película genial, Celda 211, que arrasó en taquilla tanto o más que en los festivales de cine, y un poco antes, con El laberinto del fauno, dirigida por Guillermo del Toro pero producida íntegramente en España, o con REC, película perteneciente a un género que personalmente no me gusta pero que tiene mucho público. ¿Por qué las cito? Porque tienen algo en común con Eva y con No habrá paz para los malvados: todas son películas de género, sea carcelario, de ciencia ficción, policíaco, fantástico o de terror, incluso mezclan dos o más géneros. El cine de género, esa rara avis en el cine español. Dependiendo de lo que entiendas por cine de género, claro. Porque en el cine español lo habitual es que parezca que sólo hay dos, si se entienden como tales: películas sobre la guerra civil y la posguerra, y comedia costumbrista. No por tener un género u otro, o no ser estrictamente de género, eso quiere decir que esas películas sean automáticamente buenas o malas. Pa negre, que abunda en la tenebrosa y macabra posguerra en una zona muy concreta de Cataluña, es una magnífica película, y El laberinto del fauno también se ambienta en esa posguerra tan trillada. La diferencia está en que la primera, realmente, cuenta el terrible proceso de maduración a la fuerza de un niño obligado a cargar con las culpas de sus padres, y en cierto modo eso mismo le ocurre a la pequeña protagonista de El laberinto del fauno, en cuya historia el entorno de posguerra es apenas un vehículo para el enfrentamiento entre fuerzas ancestrales, en el que la maldad congénita del capitán franquista no es más que una manifestación de la maldad primigenia que anida en el ser humano. Son historias universales que, al ser narradas a través de un formato aparentemente más restringido, ganan sin embargo en alcance.
Porque ese es el gran mérito del cine de género, cuando está bien realizado: dotar de un envoltorio atractivo a historias que en realidad pueden tratar de lo que nos afecta y nos interesa a todos. Los arquetipos (que no estereotipos) que fijaron los primeros cuentacuentos que narraban historias a la luz de las hogueras siguen funcionando a la perfección, porque son universales. Seguimos sintiendo las mismas pasiones y cometiendo los mismos errores que cuando vivíamos en cavernas, el héroe sigue siendo el héroe, lleve una lanza con punta de pedernal o un sable láser, el amor todavía nos vuelve locos y el dolor por la pérdida de un ser querido o la dicha del reencuentro se sienten igual. La forma cambia, pero el fondo permanece, y la efectividad en la transmisión de esas historias depende sobre todo de la pericia del narrador. Cuando éste se empeña en seguir usando la misma fórmula y no cambia de registro, o se empeña en adoctrinar sin matices y despreocupándose de hacerlo de forma atractiva, su auditorio se aburre. Los cineastas y productores españoles deberían tomar nota. El público quiere cine de género, sí. Pero no del de la guerra civil. Y bien hecho, por favor. No es imprescindible que sea una obra maestra, pero al menos que entretenga. Gracias.
Yo tengo ganas de ver Luces Rojas, que aunque no lo parezca es española xD
ResponderEliminarLas dos primeras de Rodrigo me han gustado, especialmente Concursante :P
Se te ha olvidado meter a Almodóvar, del que creo que no he llegado a ver nada y que de primeras me da la impresión de que son todas demasiado parecidas xD
Es verdad, no he hablado de Almodóvar, pero es que tampoco quería sentar cátedra sobre el cine español, ni tenía tiempo, ni ganas, y además eso que os ahorráis vosotros XD. Almodóvar es que está un poco aparte, y lo mismo tiene películas buenas que truños y fumadas importantes; las primeras películas sobre todo XD; ahí tienes razón, se parecen en que son las más disparatadas, pero a mí me hacen gracia. De las más recientes, tiene de todo. No sé, la mayoría de la gente parece que le ama o le odia, yo estoy a medio camino, depende de qué película suya se trate. Creo que es un gran director, pero que a veces se flipa demasiado con sus propias historias.
ResponderEliminarAcabo de ver el tráiler de "Luces rojas" y tiene muy buena pinta, me la apunto :D. No parece española, no XD. Claro que para empezar, con esos actorazos anglosajones, es normal XD.