Buenos días :). Aunque no soy crítica literaria ni nada que se le parezca, sabéis que de vez en cuando escribo reseñas sobre libros, películas, series, etc., que me han gustado. En este caso, además, la novela que voy a reseñar es la última de una saga que hasta ahora he seguido y reseñado en sus anteriores entregas, así que no voy a hacerle el feo a la pobrecita de dejarla sin reseña :P. Y más cuando se merece una muy positiva :). Aunque sea con retraso, porque ya salió hace unos meses... Pero, ay, los minikingos me dejan muy poco tiempo para leer. Pero mira, para los que tenéis más tiempo y no sabéis qué leer tras la vuelta de vacaciones, o todavía las tenéis por delante, os puede venir bien ;).
Si habéis leído mi blog antes, sabréis de qué saga estoy hablando: la de El Segundo Ocaso, de Virginia Pérez de la Puente, que, a través de las visicitudes de varios personajes, nos narra lo que parece ser el imparable declinar de todo un continente, Ridia, sobre el que planea una catástrofe anunciada en profecías. Si dicha catástrofe se producirá como esperan habrá que verlo, pero mientras tanto las visicitudes de dichos personajes, todos involucrados en ese destino fatal, aunque la mayoría no lo sepan, son de lo más entretenidas. Yo estoy muy enganchada, por lo menos. La prueba son las entradas anteriores que he dedicado a las novelas, que os recomiendo leer si no lo habéis hecho antes. Y, para más información, aquí tenéis la web dedicada a la saga: El Segundo Ocaso y la web de la autora: Virginia Pérez de la Puente.
En fin, a lo que iba: Títeres del azar, como ya supondréis, me ha gustado. Mucho. Fin de la reseña.
Ja. Vale, la broma es muy mala, lo sé :P. No os vais a librar de mi ladrillo tan fácilmente XD. En serio, merece la pena leerla. Aunque desde el principio Virginia ha demostrado su calidad como escritora, la experiencia se nota y desde su primera novela publicada se puede ver esa progresión, para alegría de sus lectores. Siempre ha lucido un estilo muy depurado y poco común por su calidad, pero su maestría como narradora ha mejorado novela a novela, que se vuelven cada vez más adictivas. También ayuda que, en el caso de esta saga, ya conocemos a la mayor parte de los personajes y éstos se han ido desarrollando de forma coherente y natural, haciendo que nos encariñemos con ellos, les profesemos admiración, o les odiemos, pero con respeto y desde el cariño, oye :P. O sin respeto ni cariño, que alguno hay que se merece todos los males :P. Pero eso ya lo tendréis que decidir vosotros mismos en la lectura XD.
Todo esto no quita para que sigamos descubriendo muchas novedades y secretos sobre Ridia y sus habitantes. De hecho, os recomendaría que, si os animáis a leer la saga, leáis también las dos novelas cortas que funcionan como precuelas: Soñando con bosques y Mi alma por mi rey. Además de muy buenas, te ayudan a atar muchos cabos sueltos, y creedme que al final de Títeres del azar os vais a llevar más de una sorpresa y, si estáis atentos, gracias a esas precuelas vais a flipar cuando atéis esos cabos. (Además, la primera se puede conseguir gratis y la segunda tiradísima de precio).
En fin, os pongo en antecedentes porque, al ser una novela a mitad de la saga (ya tirando para el final), aunque se puede leer de forma independiente porque al principio un prólogo muy apañado te sitúa para que puedas enterarte de qué va la historia, si has leído las entregas anteriores la disfrutarás más y mejor. El caso es que a estas alturas de la historia el proverbial nudo se está apretando tanto que está a punto de estallar por la tensión, y todas las piezas del tablero de ajedrez (debería decir de jedra, que es lo que se juega en Ridia :P) que aún sobreviven están preparando el ataque final o intentando evitar desesperadamente que no les arrolle. La acción se va acelerando a lo largo de la historia hasta llegar a un clímax, o, mejor dicho, varios clímax que os van a dejar con la mandíbula colgando.
Lo de los distintos clímax tiene su explicación en que la novela es bastante coral. Aunque se puede decir que hay un protagonista principal (aunque para mí hay otro más que se ha ganado a pulso el podio a golpes de carisma), hay muchos otros personajes, varios de ellos nuevos, que corren sus aventuras en distintos escenarios del continente ridiano, y que también son muy relevantes. Gracias a eso, se recupera la trama del reino de Phanobia, por ejemplo, que se había quedado bastante descolgada para mi gusto hace dos novelas, pero ahora se comprende por qué y se reintegra muy bien en la historia principal. Por cierto, que Phanobia merece un comentario aparte: la autora ya había dado en novelas anteriores algunas muestras de lo poco que se corta a la hora de describir situaciones propias de relatos de terror, pero con los capítulos de Phanobia consiguió que tuviera los pelos permanentemente de punta. Vale que soy bastante impresionable, pero aun así no creo que dejen indiferente ni al lector más acostumbrado al género. Pero lo mejor no es eso, sino cómo consigue recrear un ambiente de fanatismo y locura colectiva de forma muy verosímil, tanto que seguro que os recordará a situaciones actuales que estamos viendo a diario por las noticias, sin que por ello lo que describe parezca un pastiche mal calcado. Todo lo contrario, recoge tópicos del género y referencias dolorosamente realistas y los amalgama tan bien que a uno se le hace muy creíble que algo así ocurra tanto en un reino de Ridia como en otros rincones de nuestro mundo, y por eso da mucho miedo. Pero mucho.
Y eso es sólo una pequeña parte de la trama, en la que se entrelazan muchas otras historias de todo tipo que os van a tener en vilo. Gracias en buena parte a los personajes, algunos de los cuales han crecido inmensamente desde su primera aparición. En general, Virginia desarrolla personajes complejos y atrayentes, e incluso a los secundarios más esporádicos les aporta una pincelada de interés, y ellos a su vez aportan información relevante sobre la trama y el trasfondo. Tal vez por eso me resulta más cantosa la única pega que a lo mejor le puedo poner a esta novela: el personaje de Nureen, que me resulta soso comparado con los demás. No es mal personaje, ojo, pero me da que le falta algo. Tal vez sea porque en la comparación con su hermano, el emperador de Monmor, sale perdiendo por fuerza (comparado con él, cualquiera parece tonto de baba, la verdad), pero me da la impresión de que es un personaje que va un poco a bandazos y que su función es más instrumental que otra cosa. Tal vez es porque en la novela anterior (Entre las dos orillas) me pareció que prometía bastante y luego no ha desarrollado todo ese potencial, al menos para mi gusto. Pero aun así no le faltan puntos de interés; le daremos el beneficio de la duda porque aún queda saga por delante.
Ya digo que es posiblemente la única pega que le pongo a la novela. Del resto de personajes, no tengo ninguna queja, al contrario. Destaco especialmente a Angarad (insertar un montón de corazoncitos aquí), a Kinho de Talamn, un personaje secundario que gana protagonismo porque él lo vale, y a Kilian, del que no diré nada por no hacer spoiler pero que mola mazo :P. Mención especial para Valhiya, la emperatriz de Monmor, que también demuestra que es mucho más que una figura decorativa, y para Zanasis, el ianïe curioso :P. Y, por último, hay un personaje del que sí que no puedo decir nada porque todo lo que diga de él va a ser un gran spoiler, pero que sepáis que he sufrido mucho por él y espero que su final en la saga esté a la altura de lo que se merece. He dicho.
Ja. Vale, la broma es muy mala, lo sé :P. No os vais a librar de mi ladrillo tan fácilmente XD. En serio, merece la pena leerla. Aunque desde el principio Virginia ha demostrado su calidad como escritora, la experiencia se nota y desde su primera novela publicada se puede ver esa progresión, para alegría de sus lectores. Siempre ha lucido un estilo muy depurado y poco común por su calidad, pero su maestría como narradora ha mejorado novela a novela, que se vuelven cada vez más adictivas. También ayuda que, en el caso de esta saga, ya conocemos a la mayor parte de los personajes y éstos se han ido desarrollando de forma coherente y natural, haciendo que nos encariñemos con ellos, les profesemos admiración, o les odiemos, pero con respeto y desde el cariño, oye :P. O sin respeto ni cariño, que alguno hay que se merece todos los males :P. Pero eso ya lo tendréis que decidir vosotros mismos en la lectura XD.
Todo esto no quita para que sigamos descubriendo muchas novedades y secretos sobre Ridia y sus habitantes. De hecho, os recomendaría que, si os animáis a leer la saga, leáis también las dos novelas cortas que funcionan como precuelas: Soñando con bosques y Mi alma por mi rey. Además de muy buenas, te ayudan a atar muchos cabos sueltos, y creedme que al final de Títeres del azar os vais a llevar más de una sorpresa y, si estáis atentos, gracias a esas precuelas vais a flipar cuando atéis esos cabos. (Además, la primera se puede conseguir gratis y la segunda tiradísima de precio).
En fin, os pongo en antecedentes porque, al ser una novela a mitad de la saga (ya tirando para el final), aunque se puede leer de forma independiente porque al principio un prólogo muy apañado te sitúa para que puedas enterarte de qué va la historia, si has leído las entregas anteriores la disfrutarás más y mejor. El caso es que a estas alturas de la historia el proverbial nudo se está apretando tanto que está a punto de estallar por la tensión, y todas las piezas del tablero de ajedrez (debería decir de jedra, que es lo que se juega en Ridia :P) que aún sobreviven están preparando el ataque final o intentando evitar desesperadamente que no les arrolle. La acción se va acelerando a lo largo de la historia hasta llegar a un clímax, o, mejor dicho, varios clímax que os van a dejar con la mandíbula colgando.
Lo de los distintos clímax tiene su explicación en que la novela es bastante coral. Aunque se puede decir que hay un protagonista principal (aunque para mí hay otro más que se ha ganado a pulso el podio a golpes de carisma), hay muchos otros personajes, varios de ellos nuevos, que corren sus aventuras en distintos escenarios del continente ridiano, y que también son muy relevantes. Gracias a eso, se recupera la trama del reino de Phanobia, por ejemplo, que se había quedado bastante descolgada para mi gusto hace dos novelas, pero ahora se comprende por qué y se reintegra muy bien en la historia principal. Por cierto, que Phanobia merece un comentario aparte: la autora ya había dado en novelas anteriores algunas muestras de lo poco que se corta a la hora de describir situaciones propias de relatos de terror, pero con los capítulos de Phanobia consiguió que tuviera los pelos permanentemente de punta. Vale que soy bastante impresionable, pero aun así no creo que dejen indiferente ni al lector más acostumbrado al género. Pero lo mejor no es eso, sino cómo consigue recrear un ambiente de fanatismo y locura colectiva de forma muy verosímil, tanto que seguro que os recordará a situaciones actuales que estamos viendo a diario por las noticias, sin que por ello lo que describe parezca un pastiche mal calcado. Todo lo contrario, recoge tópicos del género y referencias dolorosamente realistas y los amalgama tan bien que a uno se le hace muy creíble que algo así ocurra tanto en un reino de Ridia como en otros rincones de nuestro mundo, y por eso da mucho miedo. Pero mucho.
Y eso es sólo una pequeña parte de la trama, en la que se entrelazan muchas otras historias de todo tipo que os van a tener en vilo. Gracias en buena parte a los personajes, algunos de los cuales han crecido inmensamente desde su primera aparición. En general, Virginia desarrolla personajes complejos y atrayentes, e incluso a los secundarios más esporádicos les aporta una pincelada de interés, y ellos a su vez aportan información relevante sobre la trama y el trasfondo. Tal vez por eso me resulta más cantosa la única pega que a lo mejor le puedo poner a esta novela: el personaje de Nureen, que me resulta soso comparado con los demás. No es mal personaje, ojo, pero me da que le falta algo. Tal vez sea porque en la comparación con su hermano, el emperador de Monmor, sale perdiendo por fuerza (comparado con él, cualquiera parece tonto de baba, la verdad), pero me da la impresión de que es un personaje que va un poco a bandazos y que su función es más instrumental que otra cosa. Tal vez es porque en la novela anterior (Entre las dos orillas) me pareció que prometía bastante y luego no ha desarrollado todo ese potencial, al menos para mi gusto. Pero aun así no le faltan puntos de interés; le daremos el beneficio de la duda porque aún queda saga por delante.
Ya digo que es posiblemente la única pega que le pongo a la novela. Del resto de personajes, no tengo ninguna queja, al contrario. Destaco especialmente a Angarad (insertar un montón de corazoncitos aquí), a Kinho de Talamn, un personaje secundario que gana protagonismo porque él lo vale, y a Kilian, del que no diré nada por no hacer spoiler pero que mola mazo :P. Mención especial para Valhiya, la emperatriz de Monmor, que también demuestra que es mucho más que una figura decorativa, y para Zanasis, el ianïe curioso :P. Y, por último, hay un personaje del que sí que no puedo decir nada porque todo lo que diga de él va a ser un gran spoiler, pero que sepáis que he sufrido mucho por él y espero que su final en la saga esté a la altura de lo que se merece. He dicho.
Por último, pero no menos importante, destaco la gran traca que se guarda la autora para el final, o, mejor dicho, los finales. De auténtico infarto, de verdad. Sólo por eso ya merece la pena leer la novela, y con mucha atención a todos los detalles que van preparando ese tremendo clímax. Ahora sí que me estoy mordiendo las uñas en espera de la próxima novela y deseando que la autora no nos haga un Martin, porque mi ira va a ser más terrible que la de Khan. Yo sólo aviso :P.
No hay comentarios:
Publicar un comentario