Primer post de este año, y estamos casi a mediados de febrero.... En fin, ya sabéis que funciono a golpe de inspiración, y la cabrona es tacaña conmigo. Ahora, cuando estaba a punto de acostarme, se me ha encendido. Pero es por una buena causa :). En fin, allá voy:
En el Lado Oscuro hay galletas... y cereales |
Cuenta la leyenda que los frikis no ligan. Especialmente los varones; cuenta también la leyenda que son mayoría, aunque ya sabemos lo poco fiables que suelen ser las leyendas. Esto lo he ido comprobando en los últimos años, y tengo pruebas empíricas que demuestran la falsedad de ambas afirmaciones. Para empezar, yo misma me puedo considerar friki, y tengo unas cuantas amigas que también lo son. También tengo bastantes amigos frikis. Y, cómo no, me he casado con un friki. A lo mejor no lo reconocerá en público y requerirá la presencia de su abogado si le preguntáis, pero lo es :P. (Na, es coña, no tiene complejos, ni con eso ni con muchas otras cosas, afortunadamente.)
El caso es que, como digo, los frikis sí ligan. A veces es cierto que les cuesta más que a los no frikis (para evitar la reiteración del término, con vuestro permiso a partir de ahora los llamaré muggles), pero ligan. De hecho, durante un tiempo circuló un texto especialmente entrañable sobre las bondades de salir con un chico friki: Sal con un friki, que suscribo íntegramente. Pero ahora, a las dos y cuarto de la mañana, cuando hace un rato que por fin mi marido ha conseguido dormir a nuestro pequeño vikingo, que hoy estaba especialmente reacio a caer en brazos de Morfeo, he querido centrarme en otro aspecto de la relación con un hombre friki: no sólo son buenos novios y/o maridos, cuando se da la ocasión son unos padrazos.
Ojo, no estoy diciendo que los muggles sean peores padres. La mayoría de muggles que conozco son padres excelentes, cariñosos y responsables. Por suerte, los padres de hoy en día no tienen miedo de ser cariñosos en público con sus hijos, ni de cambiarles los pañales, darles de comer, bañarles y cualquier otra cosa que contribuya al bienestar de un niño. Por otro lado, tanto entre muggles como entre frikis hay hombres que no quieren ser padres (igual que hay mujeres que no quieren ser madres) por motivos que son perfectamente respetables, razonables y de su exclusiva incumbencia. Pero los frikis que yo conozco que se han reproducido son verdaderos padrazos, eso lo puedo certificar.
¿Cuál es su plus? Que los frikis no han olvidado al niño que llevan dentro. Ellos siguen jugando: a juegos de mesa, de tablero, de rol, a videojuegos de ordenador y de consola, a construir maquetas, a pintar figuras, a lo que sea. Se siguen emocionando con historias universales de aventuras y fantasía, sea por medio de películas, de series, de libros, de canciones... Sobre todo, no han perdido el entusiasmo; lo sienten con la misma intensidad que cuando eran niños, lo aplican en todo lo que emprenden por gusto y lo transmiten. Por eso son los mejores compañeros de juegos para un niño. Puede que al principio les aterrorice que ese pequeño energúmeno que apenas hace dos días ha empezado a andar les alcance esa figurita de Blood Bowl que tanto les costó pintar y se la destroce en dos segundos :P, pero están deseando que se haga un poco más mayor para que puedan echar con él una buena partida con esas mismas figuritas. O para que les pegue una paliza con la Wii, o para construir juntos una ciudad alucinante en el Minecraft o en el Carcassone. O para irse juntos a pegar tiros de mentira en una quedada de Airsoft. Y mientras llega el momento, se divierten tanto como el mismo niño entablando duras batallas de cosquillas y se dejan derrotar por la ternura.
El caso es que, como digo, los frikis sí ligan. A veces es cierto que les cuesta más que a los no frikis (para evitar la reiteración del término, con vuestro permiso a partir de ahora los llamaré muggles), pero ligan. De hecho, durante un tiempo circuló un texto especialmente entrañable sobre las bondades de salir con un chico friki: Sal con un friki, que suscribo íntegramente. Pero ahora, a las dos y cuarto de la mañana, cuando hace un rato que por fin mi marido ha conseguido dormir a nuestro pequeño vikingo, que hoy estaba especialmente reacio a caer en brazos de Morfeo, he querido centrarme en otro aspecto de la relación con un hombre friki: no sólo son buenos novios y/o maridos, cuando se da la ocasión son unos padrazos.
Ojo, no estoy diciendo que los muggles sean peores padres. La mayoría de muggles que conozco son padres excelentes, cariñosos y responsables. Por suerte, los padres de hoy en día no tienen miedo de ser cariñosos en público con sus hijos, ni de cambiarles los pañales, darles de comer, bañarles y cualquier otra cosa que contribuya al bienestar de un niño. Por otro lado, tanto entre muggles como entre frikis hay hombres que no quieren ser padres (igual que hay mujeres que no quieren ser madres) por motivos que son perfectamente respetables, razonables y de su exclusiva incumbencia. Pero los frikis que yo conozco que se han reproducido son verdaderos padrazos, eso lo puedo certificar.
¿Cuál es su plus? Que los frikis no han olvidado al niño que llevan dentro. Ellos siguen jugando: a juegos de mesa, de tablero, de rol, a videojuegos de ordenador y de consola, a construir maquetas, a pintar figuras, a lo que sea. Se siguen emocionando con historias universales de aventuras y fantasía, sea por medio de películas, de series, de libros, de canciones... Sobre todo, no han perdido el entusiasmo; lo sienten con la misma intensidad que cuando eran niños, lo aplican en todo lo que emprenden por gusto y lo transmiten. Por eso son los mejores compañeros de juegos para un niño. Puede que al principio les aterrorice que ese pequeño energúmeno que apenas hace dos días ha empezado a andar les alcance esa figurita de Blood Bowl que tanto les costó pintar y se la destroce en dos segundos :P, pero están deseando que se haga un poco más mayor para que puedan echar con él una buena partida con esas mismas figuritas. O para que les pegue una paliza con la Wii, o para construir juntos una ciudad alucinante en el Minecraft o en el Carcassone. O para irse juntos a pegar tiros de mentira en una quedada de Airsoft. Y mientras llega el momento, se divierten tanto como el mismo niño entablando duras batallas de cosquillas y se dejan derrotar por la ternura.
Por eso, y por otras muchas cosas, mi hijo es muy feliz con su padre, y sé que lo seguirá siendo. Carlos, de entre todos los padres frikis tú eres el mejor. Va por ti.
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