miércoles, 1 de octubre de 2014

El hombre y el oso

Pues nada, se ve que después de tanta sequía ando desatada y vuelvo a la carga, dos entradas en la misma semana, toma ya. La verdad es que se trata de algo puramente anecdótico, pero no todo va a ser follar, digooo, filosofar, que para algo ya indico en el subtítulo del blog que esto, básicamente, trata de mis desvaríos.

El caso es que hoy en el Facebook nos hemos estado echando unas risas a costa de una "noticia" (de alguna manera hay que llamarla) que ha enlazado mi amiga Virginia Pérez de la Puente (de la que, por cierto, voy poco a poco leyendo su última novela, que pronto comentaré por aquí, ya voy avisando :P; de momento, lo que he leído tiene muy buena pinta, espero poder confirmar la primera impresión). He aquí el germen de esta entrada:

Justin Bieber se deja crecer el bigote

Efectivamente, señoras y señores. Justino Biberón se está dejando crecer un amago de bigote que de momento no pasa de una pelusilla testimonial que apenas se distingue si no llevas gafas de aumento. Qué digo gafas de aumento, el telescopio Hubble a lo mejor capta algo si afinan mucho el enfoque, pero lo dudo. Yo misma me puedo dejar más bigote, las cosas como son, y sé de amigos que gracias a esta noticia dejarán de tener complejo de barbilampiños, porque al lado de esta criaturita de Dios parecerán hipsters asalvajados. Por supuesto, la "noticia" (ya digo que la llamo así porque no sé de qué otra forma llamarla; bastante habrá tenido el pobre becario de ABC con tener que redactarla) ha servido de cachondeo generalizado y la conversación ha derivado en lo que consideramos que sí son auténticos bigotes, viniendo a colación dignos ejemplares del mostacho frondoso como Freddie Mercury, Sacha Baron-Cohen en su papel de Borat, etc. También se han mencionado otros ejemplos de ejemplares masculinos propietarios de frondosas barbas, que ahora abundan más por mor de la moda que se ha difundido en los últimos años entre los hipsters antes mencionados.

Otra polémica, por cierto, la de la moda barbuda. Por una parte, se agradece que la barba haya dejado de ser patrimonio de unos pocos para normalizarse; la verdad es que en los últimos años se estaba imponiendo tan dictatorialmente la moda de los hombres depilados que es una gozada contemplar el brote frondoso del vello facial. Ojo, tampoco hay que pasarse: la barba a lo ZZ Top no es precisamente sexy :P. Por otra parte, el efecto contraproducente es que ahora parece que llevar barba es cosa de hipsters, y los hombres que siempre la han llevado ahora están mosqueados porque los confunden con esos modernillos :P. Personalmente, me encantaría que la moda se normalizara y por fin dejarse la barba se considere una opción normal  dentro de la estética masculina y no una cosa de bohemios y guarros vaguetes. Cómo me gustaría ver con barba a presentadores de telediario, empresarios, presidentes... Oh, wait. No, a ÉSE no. No lo quiero ver ni con barba ni sin barba, argh. En fin, olvidemos esto último que he dicho por el bien de nuestra salud mental :P.

El caso es que a mí siempre me han gustado los hombres con barba. Me ponen mucho, los veo más viriles y seductores. Tanto que de hecho estoy casada con un hombre con barba XD (conste que también está guapo cuando se afeita y le quiero igual con o sin ella, pero como más me gusta es con barba). Sé que no soy la única, aunque la mayoría de las mujeres suelan decir que prefieren a los hombres afeitados (o lo decían hasta que vieron a Brad Pitt con barba :P). Y el caso es que no sé exactamente de dónde me viene esa fijación por las barbas, porque durante mi infancia y adolescencia no tenía ningún referente cercano, todos los hombres de mi entorno iban afeitados. Supongo que el principal responsable de mi filia serán las hormonas, pero pensando en ello he caído en que puede haber un lejano culpable. Y ahora es cuando entro en modo abuelita Cebolleta e invoco a la memoria de los viejunos de mi generación: ¿quién de vosotros se acuerda de una serie que echaban en la tele a principios de los años 80, llamada Grizzly Adams? Pues servidora se ha acordado esta mañana, al hilo de esa conversación surgida gracias al despejado labio superior de Justinito.

La serie en cuestión estaba protagonizada por un tal Grizzly Adams, que vivía en una cabaña en las montañas Rocosas (o por ahí, las montañas del salvaje Oeste, vamos) en el siglo XIX, y cuyo mejor amigo era un oso grizzly, de ahí su sobrenombre. El tal Grizzly Adams parecía tener un don especial para comunicarse con los animales, también se llevaba bien con los indios y todo era muy guay y muy naïf en general. Supongo que si ahora viera un capítulo de esa serie me moriría de vergüenza ajena, pero en su momento me gustaba mucho. Buscando información sobre la serie, me he encontrado con que está basada en un personaje real de esa época, James Capen Adams, llamado Grizzly porque tuvo varios osos de esa especie como mascota. La verdad es que su historia no es tan idílica como en la serie, de hecho poco tiene que ver; el Grizzly Adams real era un trampero y cazador que se ganaba la vida cazando y amaestrando animales salvajes (principalmente osos, pero también de otras especies, incluso un tigre que le hirió gravemente) y montó su propio espectáculo, así como también trabajó para otros circos como el famoso Barnum, mientras que en la serie se le presenta como un fugitivo de la ley que huye por haber sido injustamente acusado de un crimen y se refugia en las montañas, donde vivirá como un ermitaño acompañado, como decía, por su oso Ben, un indio y un viejo buhonero amiguetes suyos. Y, como no podía ser de otra manera, Grizzly Adams lucía una barba digna de concurso:




¿Os suena el pavo? Por cierto, el actor se llama Dan Haggerty y después ha tenido mucho éxito en películas como... y series como... pues eso. El caso es que cuando veía la serie yo era todavía demasiado pequeña para que mis hormonas se dieran cuenta de algo, pero algo de impronta me debió de dejar porque ahora mismo si veo a un rubiaco barbado así por la calle me vuelvo una vez, y dos, y a la tercera ya estaría arrastrándome por el suelo agarrada a su tobillo :P. Bueno, ahora no lo haría, vale (soy una patata casada, soy una patata casada) pero antes sí XD.

En fin, ¡que viva la hermosura capilar! ¡Vivan los hombres oso! ¡Hombres con barba, no dejéis que esto se quede en una moda pasajera! ¡Dejad que la naturaleza siga su curso! Y, sobre todo, no lo dudéis, con barba estáis mucho más fermosos. Para muestra, unos cuantos botones:


¡Ahú!

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