En la entrada anterior, anunciaba mi embarazo. Soy muy feliz y en líneas generales no me puedo quejar, pero sí hay algo con lo que no estoy conforme: la ropa premamá. Si a alguien que tenga unos kilos de más ya le cuesta encontrar ropa atractiva y no parecer que viste de su señora madre (sé de lo que hablo, mi talla habitual es la 44, aunque con el cachondeo de tallaje que hay en este país tengo prendas desde la 40 hasta la 46), el panorama de la embarazada es más desolador de lo que me esperaba.
A ella se lo hacen exclusivo, claro, así cualquiera. |
Ya estoy acostumbrada a buscarme la vida para encontrar ropa que me guste y que me siente bien. Soy consciente de que no todo me tiene por qué sentar bien y tengo unos gustos bastante particulares, pero no me parece que unos pocos kilos de sobrepeso justifiquen que me tenga que vestir como una señora de medio luto. Ya hace un tiempo (algunos lo recordaréis) me quejé de que me costó encontrar un bañador de natación que no fuera negro. Me encanta vestir de negro, desde luego, pero cuando yo quiero, no cuando me lo impongan los diseñadores y los fabricantes. Lo mejor fue cuando el dependiente de una tienda de deportes me soltó tan pancho que "es que la gente que tiene tallas grandes suelen pedir bañadores de color oscuro". Es decir, que: a) me estaba llamando gorda por todo el morro (con todos mis respetos a las chicas gordas de verdad, pero es que no lo estoy, joder, sólo tengo un poco de sobrepeso y no mucho) y además: b) daba a entender algo que me pareció desolador: tenemos tan asumido que si te sobra algún kilo ya no tienes derecho a vestirte como te dé la gana que la mayor parte de la gente con sobrepeso se resigna a vestirse con sobriedad (es decir, en toda la gama de grises, marrones y azules marinos -argh, los odio- y con hechuras dignas de una monja de clausura) y ni se les ocurre comprarse algo llamativo. Ni qué decir que no volví a esa tienda.
El caso es que, como decía, me he acostumbrado a buscar las tiendas donde puedo encontrar ropa que me guste, que no parezca sacada del armario de mi señora madre (otro asunto es que las señoras tengan que vestir como señoras, pero eso ya da para otra entrada) y que me siente bien. En los últimos años la moda se ha vuelto más variada en cuanto a colores y hechuras, por suerte, así que más o menos he ido surtida. También, como estoy en el límite difuso entre talla grande y normal (ya digo que para mí la 44 no es una talla grande, aunque para algunos fabricantes sí lo sea, pero para otros, afortunadamente, no), me solía apañar con las tallas L de la mayoría de los establecimientos. De modo que cuando vi que me tenía que empezar a comprar ropa premamá porque los pantalones, mallas y faldas que tengo me habían dejado de valer, pensé que no me costaría mucho encontrar la misma variedad. Craso error. Si la sección de tallas grandes de la mayoría de las tiendas de ropa y grandes almacenes ya es poco variada tirando a deprimente, la de embarazadas es, por añadidura, casi inexistente. Ni siquiera la marca más conocida entre las especializadas en ropa premamá y para bebés, que no citaré para no hacer publicidad, tiene un gran catálogo. Obviamente, no es que vaya a comprarme mucha ropa, porque para usarla unos meses nada más no me merece la pena gastarme un pastizal, y por otro lado todavía puedo tirar con vestidos amplios que tengo de otras temporadas. Pero ésos me durarán como mucho hasta el séptimo mes o así, cuando mi tripón alcance un volumen considerable y ya no me sirvan mis vestiditos y blusones de talla L. Tampoco es que cuente con muchas opciones en la ropa de tallas grandes, que además no sienta igual al no estar confeccionada específicamente para un cuerpo cuyo rasgo distintivo es un vientre voluminoso, pero no necesariamente el resto del cuerpo tiene por qué adquirir el mismo volumen. Entonces, ¿qué? ¿Estoy condenada a vestirme de forma anodina y no según mis propios gustos? ¿Me tendré que plantar un poncho andino si quiero lucirme con algo de color? ¿Me tendré que hacer yo la ropa si quiero algo distinto? ¿Las gordas y las embarazadas no tenemos derecho al glamour? ¿Por qué? ¿Porque no somos perchas humanas que cubrir con un vestido para que se luzca el diseño, sino que, al contrario, es la ropa la que se tiene que adaptar a nosotras? ¿Porque no parecemos sexis? (Por cierto, aparte de que a muchos hombres no les importan unos kilos de más, sino al contrario, sé de buena tinta que a no pocos hombres les provocan bastante morbo las embarazadas... y no digo más :P.) ¿Es que no hay mercado para todos los millones de mujeres gordas y embarazadas que hay en el mundo? Porque digo yo que poquitas precisamente no somos. Esto de intentar que sea el cliente el que se adapte al producto que se ofrece y no al revés me sigue pareciendo un sinsentido.
El caso es que, como decía, me he acostumbrado a buscar las tiendas donde puedo encontrar ropa que me guste, que no parezca sacada del armario de mi señora madre (otro asunto es que las señoras tengan que vestir como señoras, pero eso ya da para otra entrada) y que me siente bien. En los últimos años la moda se ha vuelto más variada en cuanto a colores y hechuras, por suerte, así que más o menos he ido surtida. También, como estoy en el límite difuso entre talla grande y normal (ya digo que para mí la 44 no es una talla grande, aunque para algunos fabricantes sí lo sea, pero para otros, afortunadamente, no), me solía apañar con las tallas L de la mayoría de los establecimientos. De modo que cuando vi que me tenía que empezar a comprar ropa premamá porque los pantalones, mallas y faldas que tengo me habían dejado de valer, pensé que no me costaría mucho encontrar la misma variedad. Craso error. Si la sección de tallas grandes de la mayoría de las tiendas de ropa y grandes almacenes ya es poco variada tirando a deprimente, la de embarazadas es, por añadidura, casi inexistente. Ni siquiera la marca más conocida entre las especializadas en ropa premamá y para bebés, que no citaré para no hacer publicidad, tiene un gran catálogo. Obviamente, no es que vaya a comprarme mucha ropa, porque para usarla unos meses nada más no me merece la pena gastarme un pastizal, y por otro lado todavía puedo tirar con vestidos amplios que tengo de otras temporadas. Pero ésos me durarán como mucho hasta el séptimo mes o así, cuando mi tripón alcance un volumen considerable y ya no me sirvan mis vestiditos y blusones de talla L. Tampoco es que cuente con muchas opciones en la ropa de tallas grandes, que además no sienta igual al no estar confeccionada específicamente para un cuerpo cuyo rasgo distintivo es un vientre voluminoso, pero no necesariamente el resto del cuerpo tiene por qué adquirir el mismo volumen. Entonces, ¿qué? ¿Estoy condenada a vestirme de forma anodina y no según mis propios gustos? ¿Me tendré que plantar un poncho andino si quiero lucirme con algo de color? ¿Me tendré que hacer yo la ropa si quiero algo distinto? ¿Las gordas y las embarazadas no tenemos derecho al glamour? ¿Por qué? ¿Porque no somos perchas humanas que cubrir con un vestido para que se luzca el diseño, sino que, al contrario, es la ropa la que se tiene que adaptar a nosotras? ¿Porque no parecemos sexis? (Por cierto, aparte de que a muchos hombres no les importan unos kilos de más, sino al contrario, sé de buena tinta que a no pocos hombres les provocan bastante morbo las embarazadas... y no digo más :P.) ¿Es que no hay mercado para todos los millones de mujeres gordas y embarazadas que hay en el mundo? Porque digo yo que poquitas precisamente no somos. Esto de intentar que sea el cliente el que se adapte al producto que se ofrece y no al revés me sigue pareciendo un sinsentido.
Supongo que a Karl Lagerfeld le dará un pasmo si ve esto. |
Al final me apañaré, me buscaré la vida por Internet si es necesario, y tiraré con tres o cuatro prendas básicas pero que espero que al menos me gusten. Nada fuera de lo habitual, por otro lado. Pero quería dejar constancia de algo que, claro, hasta que no te afecta directamente no te das cuenta de ello, pero una vez que te percatas, da bastante por saco, la verdad.
No te rayes, la tripa se va con la criatura, luego te pones algo a dieta y ya está. Ahora te toca aguantar, pero no hay otra manera de hacerlo, al menos hasta ahora, a ver cuando la ciencia avanza y pone úteros artificiales a los tios, que ya es hora !!
ResponderEliminarps: que abandonado tengo mi blog...
pss: pero no tengo tiempo de nada...
Ya, si ya sé que esto es temporal XD. Pero bueno, yo me puedo apañar, pero no me parece justo que todas las mujeres que quieran tener hijos tengan que pasar por lo mismo, sólo porque el mercado no se quiere molestar. Y ya sé que esto es una chorrada que no tiene ninguna gravedad, es sólo por quejarme, pero si nos ponemos a hablar de cómo la mujer siempre tiene que atenerse a lo que digan otros en cuanto a si abortar o no, o cómo parir (sea en la miseria de un país tercermundista o en la tecnificada Europa donde es verdad que las condiciones son mucho mejores pero aun así tienes que hacerlo como el médico te dice, aunque a veces no sea lo que más te beneficie), ya flipamos, y ésos sí que son temas serios.
EliminarPD: ya sé que no tienes tiempo, pero jo, escribe o sube algo aunque sea de vez en cuando...
Lo que pasa es que las tiendas de premamá piensan que todas las embarazadas tienen los mismos gustos de ropa....o mejor aún les importa un carajo lo que les guste y hacen lo que les da la gana.
EliminarTú quejate, que estás en tu derecho, pero no dejes que te amarguen, añade unas etiquetas de Metallica a la ropa de premamá, te sentirás mejor XD
Uy, qué gran idea me has dado XD. Voy a ser la reina de los parches XD.
EliminarMe encanta leerte.... Tienes más razón que un santo.
ResponderEliminarAy, muchas gracias ^^. Na, simplemente cuento lo que veo...
EliminarLo de los tallajes y su falta de standarización es denunciable a la OCU y a la ONU si me apuras: yo uso una 38/40, y en una misma tienda he llegado a necesitar una 36 y una 42, prácticamente escasa (cuando es la normal, y la 40/38, de delgadas) No quiero ni pensar por lo que pasan las personas que no tienen una talla tan popular, por no mencionar que sí veo habitualmente tallas 36 y 34, incluso 32. Es humillante y más alarmante que el photoshop o la anorexia en las pasarelas. Creo que si consultas ebay o tiendas por internet extranjeras encontrarás mucha más variedad y a mejor precio, y si no, seguro que buscando en páginas de DIY puedes customizar prendas sosas y hacerlas únicas. ¡Mucha suerte!
ResponderEliminarPues sí, creo que lo de recurrir al DIY va a ser lo mejor a este paso, me vendría bien aprender a coser (al final me volveré el ama de casa total quiera o no XD). Miraré por Internet como dices, gracias :).
EliminarLo de las tallas es aberrante... De jovencita tenía mis complejos, cómo no, pero me parece que no había tanta presión, y tampoco se veían esas tallas alucinantes como la 34 o la 32. Si fuera una adolescente ahora, no sé qué sería de mí. Precisamente una de las cosas que me fastidia de la poca variedad en la ropa premamá es que por una vez que puedo lucir mi tripa sin complejos no encuentro la ropa que me guste de verdad para hacerlo XD.